Acaba de pasar. Anna Ortiz, con apenas dos años en el surf adaptado, ya sabe lo que es estar entre las tres mejores de España. Así como suena. La de Alginet, nacida en 1990, ha pasado toda su vida ligada a la natación, sin embargo, realizado este cambio, ha vuelto a demostrar que tiene un talento innato cuando entra en el agua.
“Para mí este resultado es una grata sorpresa porque apenas llevo dos años y tan solo uno compitiendo. Esto es algo que no esperaba”.
Debido a un nacimiento prematuro, la ahora surfista con una parálisis cerebral que le ha hace desplazarse en silla ruedas por su movilidad reducida en brazos y piernas, falta de equilibrio y coordinación, pero su constancia le ha hecho conseguir todo aquello que se ha propuesto. “Yo he estado compitiendo en natación, en alto rendimiento, desde los 12 años, cuando tuve mis primeros campeonatos de España”, recuerda ahora sobre sus inicios en el deporte competitivo.
“En 2016, una lesión en la rodilla me obligó a someterme a una operación y a concluir prematuramente la temporada. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Tras haber
Natación, surf y comunicación
realizado prácticas en la agencia de noticias Servimedia, esta, conocedora de mi experiencia, me ofreció la oportunidad de cubrir los Juegos Paralímpicos de Río. Acepté sin dudarlo, y esta experiencia, por la cual siempre estaré agradecida, me permitió vivir el evento desde otra perspectiva, a través de mi otra pasión: el periodismo. Fue una forma bonita de cerrar mi ciclo en la natación de alta competición. Ahora, el surf me ha devuelto la ilusión por la competición”, cuenta ella, apasionada del deporte y la comunicación.
“Fue Mireia Cabañes la que me sugirió probar el surf. Y como ya le dije a ella… fue meterme y ya no he salido”
Ortiz tiene claro que “el agua” es su medio. “Ahí soy deportista, no soy Anna la chica que se desplaza en silla de ruedas, solamente soy Anna la deportista y no hay ni una
mirada condescendiente. En el agua, en el mar, me superó a mí misma porque también lo hacía en la piscina, sí, luchando contra el crono, pero aquí influyen más cosas como la naturaleza, el oleaje...”, continúa explicando.
Las barreras de la sociedad
Y claro que está obligada a superarse día a día, pero “el deporte no es lo mismo. Las barreras del deporte las elijo yo, las de la sociedad no. Porque me las imponen, dice. “En el agua soy libre, pero a veces las cosas son complicadas. Yo soy libre dentro del agua, pero por ejemplo, cuando voy a la playa en invierno no puedo acceder por mí misma porque las playas no son accesibles”, añade.
“¿Qué hago desde que aparco el coche hasta llegar al agua?” Sigue explicando que, en esos instantes, necesita de una mano amiga que la ayude hasta llegar a una zona donde le cubra el agua. “Las plataformas de madera las quitan durante el invierno y solamente están puestas en verano”.
“A mí la discapacidad no me define, sino que forma parte de mí”
Cerca de cumplir los 34 años, Anna Ortiz lleva ya más de dos décadas en el deporte adaptado de alto nivel, un recorrido lo suficientemente largo como para valorar la evolución que ha habido durante todos estos años. “Creo que la evolución es buena porque cada vez tenemos un poco más de visibilidad”, resume. “A día de hoy ya se nos ve como deportistas como tal, sin embargo, aunque en hemos mejorado en temas de patrocinio y tal, sigue quedando un camino muy largo por recorrer”.
El deporte, "filosofía de vida"
Lo mejor que ha encontrado en el surf adaptado es haber recuperado la “motivación y la ilusión”, dos ingredientes esenciales para un deportista. “El surf adaptado me ha devuelto la ilusión por la competición, pero por la competición sana, que la gente cuando usa el verbo competir a veces solo piensa en rivalidad. Y nada más lejos de la realidad. Hablo de volver a tener la oportunidad de: Aprender de mis compañeras de manga para mejorar, competir contra una misma superando mis propios límites y salir de mi zona de confort”.
“El deporte es mi filosofía de vida. Es mi vía de escape, lo ha sido siempre y lo sigue siendo ahora”
Su medalla en el último Nacional de surf adaptado llega en un momento crucial para este deporte porque, en teoría, este mes de junio se despega la gran incógnita que tiene en vilo a todos los surfistas, que es la presencia de este deporte en los Juegos de Los Ángeles 2028. “Yo creo que sí que va a entrar, la esperanza no hay que perderla. Pero habrá que ver
qué pruebas o categorías entrarán, si varias o una sola, pero ojalá entre porque eso ya sería un paso muy importante. Sería un gran impulso para seguir ahí”.
“Los Juegos son el top, la gran ventana. Es lo que te da más visibilidad”
Pese a la importancia de los Juegos y de la competición, ella tiene claro que los dos grandes retos que debe afrontar el surf adaptado en los próximos meses o años giran en torno a la accesibilidad, ya no solo física del entorno sino también económica y patrocinios. “De esta forma, se puede fomentar la práctica deportiva inclusiva, tanto para quienes desean competir como para quienes no. Es decir, estas ofreciendo la oportunidad de hacer surf a todas las personas. En mi caso, necesito una tabla de surf adaptada, entre otros aspectos".
Actualmente, no dispongo de una propia y suelo recurrir a escuelas que tienen este tipo de equipo, aunque no son muchas. Me haría mucha ilusión tener mi propia tabla, ya que me permitiría avanzar en mi surfing de manera más efectiva, pues, podría mejorar mi rendimiento y disfrutar más de cada sesión de agua. Además, me hago cargo de todos los costes asociados con las competiciones para poder ir sumando puntos.”