El valenciano Quique Llopis se queda en París a un paso de las medallas y de decretar los 110 metros fallas
Publicado el 09/08/2024 a las 13:49
Faltó poco, muy poco, pero no pudo ser. El atleta gandiense se batió el cobre hasta el último instante por alcanzar los metales más nobles y lo dio todo en una impresionante final de 100 metros vallas con una competencia estratosférica y donde era el único europeo. Al final tuvo que conformarse con un muy meritorio cuarto puesto, consiguió diploma olímpico y anotó otra gesta en un casillero que sigue apuntando a cotas de lo más prometedor.
"Iban una vez tres norteamericanos, tres jamaicanos, un japonés y un español... y va el español y queda cuarto en los Juegos Olímpicos. Su nombre es Quique Llopis y es una de las grandes estrellas del atletismo patrio. Un chico tranquilo, humilde, sencillo, sensato y nada numerero. Un tipo cabal, sin más". Parece el comienzo de un chiste pero son las sabias palabras en redes sociales al terminar la carrera de Gerardo Cebrián, uno de los mayores especialistas en atletismo del país y buen amigo de esta casa. Y como suele suceder, y demostró Llopis antes, durante y después de la carrera, tiene toda la razón.
A nadie se le escapa que España no es una potencia mundial en el contexto del atletismo internacional. Hay países con mayor tradición, medios, infraestructuras y genéticas más propicias. Y en ese entorno siempre poco favorable a priori, los 110 metros vallas suele ser una de las pruebas donde más somos capaces de obrar el milagro y asomar la cabeza. Los recientes éxitos en la modalidad de Asier Martínez y la imparable progresión de Quique Llopis así lo atestiguan. Son insultantemente jóvenes pero sobradamente preparados y atesoran una depurada técnica a la par que atrevimiento y ambición. Tanto que, bajo el cielo de París, y tras una semifinal donde el gandiense pegó un puñetazo en la mesa, a punto estuvo en la final de decretar los 100 metros fallas para el atletismo español con una gesta histórica.
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El valenciano, plata Europea en Roma, tomó el testigo de Orlando Ortega, plata en Río2016, y Asier Martínez en Tokio 2020, como el tercer español consecutivo en una final olímpica en los 110 metros vallas. Por desgracia, su esfuerzo se vio penalizado por una salida que no fue óptima y en la segunda valla se encontró siendo el último: "No corrí todo lo cómodo que quería. Las sensaciones fueron muy malas al principio y tuve un pequeño toque con el segundo obstáculo. No salí todo lo bien que me gustaría. Luego recuperé pero me pudo la obsesión por recortar. Me voy contento del trabajo realizado pero con una sensación agridulce", declaró tras la carrera.
Llopis sabía que para conseguir medalla tenía que ser su mejor versión y estar al nivel de su mejor plusmarca personal, ser ese gigante que fascinó en Roma cuando fue subcampeón de Europa. No lo consiguió pero se presentó a lo grande a escala mundial, con un cuarto puesto que demuestra que ha venido para quedarse y competir entre los más grandes.
"No salí todo lo bien que me gustaría. Luego recuperé pero me pudo la obsesión por recortar. Me voy contento del trabajo realizado pero con una sensación agridulce"
El oro fue para el gran favorito, un Grant Holloway que según los expertos tiene un físico hecho para esta prueba, en particular por su cadera alta. En Tokio 2020 se le escapó ante la sorprendente carrera del jamaicano Parchment, pero tras ser campeón del mundo e innumerables pruebas invicto en los últimos tiempos tanto en 110 como en 60 metros vallas, no iba a volver a fallar de ninguna manera y realizó una prueba prácticamente perfecta que le confirmó como el vallista de la década. Fue el único que en la final bajó de los 13 segundos (hizo 12´99), aunque quedó lejos de su propia mejor marca, establecida en 12'81 hace tres años en Eugene, a tan sólo una centésima del récord mundial de Aries Merritt.
Llopis hizo 13'20, a once centésimas tanto de Daniel Roberts (13,09), plata, y del jamaicano Rasheed Broadbell (13,09), bronce, como de su propia mejor marca personal de todos los tiempos. Y es que el atletismo es ese fugaz lugar donde sólo una décima separa el cielo del infierno. Pese a todo Llopis sigue mucho más cerca de lo primero que de lo segundo, y le quedan años de crecimiento, mejora y posibilidades, auspiciado por el Proyecto FER y entrenado por Toni Puig. En París 2024 ha demostrado que todavía no ha tocado techo y que es una de las grandes esperanzas blancas del atletismo español.
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Carlos de Narea
Redactor YSN.
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