Todo un privilegio para un CT Valencia que además de lucir con orgullo la etiqueta de ser uno de los más antiguos y populares de la Comunidad Valenciana y España, ahora también puede presumir de tener una espectacular pista de tierra batida. Son los primeros en el país, han dado un paso que esperan anime a seguirlos a otros de los clubes de una España que posee más de 1.200 en su territorio.
La acreditación en este país la realiza por encargo de la Federación Internacional de Tenis el Instituto de Biomecánica de la UPV, como centro técnico especializado, quienes han sometido a la pista a un escrupuloso estudio. Un trabajo que ha llevado incluso a operar a una máquina que al mismo tiempo que lanza pelotas por toda la superficie de juego mide su velocidad, la exactitud de la trayectoria y la homogeneidad de los botes.
Para el cumplimiento del certificado de la ITF el Club de Tenis Valencia junto con los técnicos de Celabasa, empresa nacional especializada en el desarrollo de pistas de tenis, han rehecho la pista capa a capa hasta rematar con la marmolina que traza las líneas. Todo ello culminando en una superficie de perfectas condiciones de juego para el tenis de máximo nivel.
«Como elemento de diferenciación el club apuesta por la calidad, lo que también implica el tener las mejores pistas. Por eso hemos intentando conseguir la certificación de la ITF, dotar de una mayor calidad a las instalaciones para equipararlas al máximo nivel mundial», explica Alberto Talavera, gerente del CT Valencia y uno de los que más ha luchado, junto a directiva y presidente del club, por tener este certificado ‘ITF 2 Star’ que también tienen 8 países en el mundo. Garantía de excelencia y seguridad de que una pista de este nivel (el de los Grand Slam) ya puede albergar Copa Davis, Fed Cup, torneo ITF o WTA.
El bote y la velocidad
«La principal virtud es la planeidad, totalmente plana en toda la superficie sin alteraciones o distintos niveles. Esto hace que el bote sea homogéneo en toda la pista, y es algo muy importante para los jugadores. La velocidad es siempre la misma, y sobre todo el bote y la velocidad es lo que más nota el jugador», desvela Alberto, quien también asegura que llevar a cabo este proceso no ha supuesto un enorme desembolso de tiempo o dinero para el club.
Porque hablamos de unos 2-3 meses de tiempo para llevar a cabo las certificaciones, luego unas semanas más esperando una respuesta afirmativa o negativa y… ¡boom!, sueño hecho realidad para el tenis valenciano y español. Algo en lo que sin duda ha contribuido la calidad previa que poseen las instalaciones del CT Valencia. «No es un proceso muy caro, si las pistas están bien construidas y cuidadas como era el caso no es tanta inversión económica la que hay que hacer».
Una delicia para los socios y una motivación para el resto
Alberto desea «animar a los clubes que quieran tener unas pistas de calidad a que vayan a certificarse, es económico y muy rentable para el club y los socios, además de ser un elemento diferenciador para la imagen del centro». Se trata de una firme apuesta que han realizado y es una publicidad que no tiene precio, tanto a nivel español como mundial.
Los socios y visitantes habituales del CT Valencia son los que más han salido ganando. Ya disfrutan de una pista de tierra batida idéntica a las que pisan los Nadal, Ferrer, Federer, Djokovic y compañía en Grand Slams como Roland Garros, o en los diversos torneos que se celebran sobre polvo de ladrillo.
La Federación Española de Tenis también ha echado un ‘cable’ para que este hito del tenis español se hiciera realidad. «Un primer paso para que los clubes y lugares donde se practica tenis tengan un nivel de calidad acorde a los mejores países del mundo. Estamos seguros de que a partir de ahora habrá más clubes en España que buscarán algo así», finaliza el Gerente del CT Valencia. Desde hace poco, todavía más referente de la raqueta a nivel mundial.