Hay un dicho muy popular en España que dice lo siguiente: “Los caminos del Señor son inescrutables”. Más allá de la veracidad o no del refrán, sí hay algo que hay que recalcar en estos momentos y es que uno nunca debe dar por hecho lo que está por venir y tampoco hay que renunciar a los sueños, algo en lo que se ha convertido en un ejemplo y un espejo en el que mirarse el catalán Oriol Vidal, que va a pasar de competir en el Dakar a cumplir el anhelo de ser ciclista profesional.
Ha sido una de las grandes noticias de las últimas semanas, algo totalmente inesperado en un mundo tan competitivo como el del ciclismo en el que tanto cuesta abrirse camino. Vidal da el salto en el equipo portugués del Efapel, un conjunto que capitanea el excorredor luso José Azevedo, uno de los más importantes del país vecino.
“Desde que probé la bicicleta de carretera siempre tuve la sensación de que el ciclismo era lo mío”
Del motor al ciclismo
Son palabras que expresan a la perfección lo que siente y que ponen de manifiesta el por qué de este drástico cambio en su vida, en sus competiciones, sus viales y sus entrenamientos, puesto que son dos mundos antagónicos. “La realidad es que nunca tuve el tiempo necesario de exprimirme al máximo sobre la bici debido a la cantidad de viajes y carreras de motor”, cuenta sobre todo esto, sabedor de que ahora le ha llegado una oportunidad que espera no dejar pasar.
El sacrificio y el sufrimiento los entiende a la perfección porque todo el mundo sabe las penurias y la dureza que supone preparar y afrontar un rally Dakar, el más importante y prestigioso del mundo. “Hace años tuve la oportunidad de elegir si intentarlo en el ciclismo, pero nunca tuve la valentía de abandonar el motor, algo que había hecho toda la vida y que era lo que me estaba dando de comer hasta el día de hoy”.
Es honesto consigo mismo y reconoce que ya casi había perdido la esperanza de darle la vuelta a la situación, algo que, de repente, ha dado un giro de 180 grados para llegar al momento actual.
“Ya había aceptado que ‘se me había pasado el arroz’ y que nunca podría intentarlo en el ciclismo”
Por eso este texto empezaba con el refranero español, puesto que cuando ya tenía asimilado que este sueño no se cumpliría, ha llegado la propuesta del equipo portugués, que le llega en el mejor momento posible, después de 2024 en el que diferentes complicaciones le hicieron pensar que el deporte de élite se terminaba. “La lesión en la espalda y los parones tenidos en este año me dejaban una situación difícil. Estaba convencido de que mi etapa en el deporte profesional había llegado a su fin”.