Texto y foto: Iván Colmenarejo

El no prevenir puede hacer que llegue el vacío y nos explote en la cara. ¿Os acordáis de la red social Tuenti?

Hoy vamos a hablar de conclusiones venidas de reflexiones de llevar ya más de, – no me acuerdo ni los años, – dentro ya del sector crossfitero.

“Este deporte engancha, es la droga más sana que he encontrado, nunca he disfrutado tanto con un deporte, me ha cambiado la vida”. ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases dentro de los boxes, cuántas las hemos dicho nosotros mismos? Y ¿cuántas más las escucharemos?

Son 4, me flipa escribir esto. Reitero, son 4 las veces que esta semana (espero no recibir ningún feedback más esta week, porque hoy es sábado morning), he recibido comentarios que, no di mucha importancia cuando la primera persona soltó. Que llamó mi atención la segunda y, ya la tercera, me explotó la cabeza. El tema es que estas personas eran de poblaciones diferentes y no tienen que ver unas con otras, pero el comentario era igual. El único nexo de conexión que encontré al preguntarles, es que los 3 tienen hijos de entre 12 y 18 años.

Su frase conjunta viene a ser así: “en el grupito de mis hijos, dicen que el crossfit es una cosa para ‘nenazas’ y homosexuales”.

¿Os imagináis mi cara la tercera vez? Y ya no os comento la cuarta, cuando el comentario venía de una de las hijas de mi amiga, que denotaba preocupación por parte de la madre, por si a su hija le iba a afectar en sus relaciones. Tengo que reconocer que aún estoy un poco en shock, y que el ego me lleva de primeras a pensar que son niños que no han hecho deporte en su vida y que no tienen ni idea de lo que hablan.

Pero, en otro contexto, ¡vaya ostia emocional me ha dado recibir la noticia!

Abro en mi cabeza la veda de las pajas mentales buscando sentido a todo, e intento reforzar mis pensamientos preguntando de vuelta a los 4 adultos que me han comentado esto, cuál es su opinión de por qué hay ese pensamiento en el grupo de sus hijos, ya que se me hace imposible pensar que son críos mal educados, pues sus padres son gente 10, así que descarto esto.

Recojo las respuestas que me dan y, tras darle media vuelta, me salen estos motivos de dicho desagrado de las nuevas generaciones:

– Son más sanas que las anteriores a nivel general, pero también piden calle. Ir a un sitio caro para ellos les pone a la defensiva. No olvidemos que lo boxes estamos en precio casi en la escala de fitness boutique y que los adolescentes deben gestionar dónde gastarse sus pagas. Está claro que el parque con barras, da más margen en la cuenta final de gastos.

La “desnudez” de los boxes, intimida. Por mucho que sea molón y forme parte de nuestro deporte, ¿en quién se fija la persona insegura al entrar? Juraría que, los adolescentes deben pelear aún más contra sus miedos. Al igual que esos nuevos usuarios (adultos) que entran por primera vez a un box porque alguien les ha hablado de esto. Lo que para nosotros, los crossfiters, está totalmente normalizado, para una persona que acaba de llegar, puede ser un motivo de agravio comparativo de alguien que no hace deporte, disparando aún más su inseguridad.

¿Qué me gane una chica? Ya lo dijo Fikowsky cuando Brigs le adelantó cuál cohete. A los tíos, esto nos toca la moral. Me pongo en el contexto de, “soy de los que molo del tuto, paso de mostrar que soy inferior”. ¿Os imagináis lo que debe ser para el ego del más mola de la clase? Es mejor activar una campaña anti…

El crossfit mola, pero no debe ser de buen agrado que a la edad de más ego de nuestras vidas, conforme llegas a probar “te tocan la cara” mostrándote que hay más cosas que no sabes hacer de las que controlas. A un adulto hecho y derecho, le sirve de motivación, pero a los chavales… no sé yo.

Puede que haya una parte de chicos y chicas que en los institutos no son los ‘wachis’ y probablemente sufran algo de bulling. Al reflexionar sobre el motivo en cuestión, visualizo que muchos de los boxes amigos que veo y frecuento, tienen unos cuantos chicos de perfiles similares. Creo que el box es un lugar donde se sienten seguros, ya que es un sitio donde se les respeta y van a gusto.

Esto hace que los malotes se pongan a la defensiva porque son los “inseguros los que van”. Encima, pasa algo mágico. Y es que a los meses, estos “apartados” cambian la inseguridad por confianza y pasan de ser “normales” a un cambio físico visible. Los malotes, cada vez más pequeños… Muchas veces pienso muy fuerte que ojalá el crossfit me hubiera llegado con 11 años. ¡Me hubiera encantado!

Por qué no estamos llegando más a los adolescentes

Eso sí, también creo con confianza ciega que si mi grupo de amigos y yo tuviéramos ahora 15 años, seríamos los que estaríamos haciendo calistenia en el parque con el litro de cerveza y el altavoz portátil, escuchando trap. Y es que nuestras circunstancias y condiciones sociales, casi nos forzaban a eso en nuestra época. Por muy deportista que seas, si vives en según qué entornos donde la pasta brilla por su ausencia, esto pasa.

No sé cómo será de grande el melón que estoy abriendo, pero creo que es un buen debate que en mi caso nunca había puesto en la mesa. El de intentar averiguar por qué no estamos llegando más a los adolescentes.

Sinceramente, creo que una forma fácil de proceder es esperar y que los chicos cambien de opinión, pero no hemos venido a esto.

Creo que no estamos cuidando a estas generaciones lo que podríamos, más bien deberíamos, porque en cierto modo, nos sentimos cómodos con que los nuestros, los de nuestra generación, nos adulen y nos digan lo que mola esto. Creo que, salvo en ciertos boxes donde, o la persona es especialista en psicología de adolescentes o hay un grupo de chicos que se han unido y van como cualquier grupo que va a fútbol o rítmica, muchos estamos intentando responder cómo llegar mejor a tener la rama de teens.

La mayoría de los teens están creando la misma sensación de, eso es para los padres, que tuvo una generación entera con Facebook cuando salió la red social Tuenti. En unos cuantos podcast ya he comentado mi opinión sobre la adolescencia del crossfit y el deber que tenemos de cuidarla.

Este suceso, añadido a las conversaciones que muchos profesionales tuvimos en Madrid Championship me han hecho cambiar dicha opinión. El crossfit ya no es un adolescente a secas. Crossfit ya ha vuelto, como todos, a cumplir años y ahora es un universitario que hay que seguir haciendo que entienda que estamos aquí a su servicio para ayudarle a encontrar su camino.

Debemos seguir pensando cómo atraer a ese no cliente, sean los chicos que nos desprecian, o sean los que aún nos ven como locos giraruedas. Aún son la gran mayoría, no nos equivoquemos con visión túnel de ¡hay mercado!

Pienso que esto, en un mercado con edad de universitario, es una pasada. Es poder compartir con un interés conjunto, es juntar jugadores, es contrastar usando cada uno sus armas. Sin envidias, con compañerismo, pensando en cómo te puedo ayudar a que subamos juntos el nivel. Sin dar pie al “si ellos lo hacen, nosotros también” y cambiarlo (sin que suene a escena sexual, ni gay ni de nenazas) por un “¿y si lo hacemos juntos más grande?”

Llamadme loco, pero sigo pensando que crossfit es la oportunidad más poderosa del mundo que un DEPORTE tiene de hacer las cosas bien. Viendo los números de crecimiento de España y de países vecinos, sigamos educándolo, aunque, como con todo adolescente, a veces duela.