Su pasión por la vela no viene por los amigos ni por nacer en una ciudad rodeada de agua y barcos. Viene de familia. «Empecé a navegar a los 7 años. Mi padre también lo hacía. Me inicié en un Optimist, un barco individual que se usa hasta los 15 años». A ese periodo de 8 años de preparación el valenciano supo sacarle más partido que nadie y claro, pronto llegaron los éxitos: «El último año que estaba en clase me proclamé campeón de Europa. Además también ganamos el europeo por equipos. Después el vencí en el Open Mundial, que es una regata que se hace paralela al Campeonato del Mundo con todos los participantes», recuerda con orgullo.

Como tantos otros soñadores, Nacho ha convertido su pasión en su trabajo. Un recomendación que constantemente vemos en citas célebres. Pocos lo llevan a cabo, pero él lo ha logrado. «Me dedico profesionalmente a la Vela. Cuando no hay competición trabajo para como jefe de ventas para una empresa de velería. Me encargo de la zona de Comunidad Valenciana y Murcia, pero lo compagino sin ningún problema», asegura. 

Respecto a la forma actual de entrenamiento, cabe destacar que hay dificultad para hacer una preparación con todo el equipo durante todo el año, por lo que normalmente, cada uno se prepara de manera parcial. Nacho divide esa preparación en tres bloques: «El primero es el físico. Depende mucho del barco que usas y de la posición que ocupas. Cada uno tiene una función física y el tipo de entrenamiento varía según las necesidades. Pero principalmente se entrena mucho la fuerza y la resistencia. Y eso requiere mucho tiempo. No es un entrenamiento que en un mes se pueda completar. Todo se hace a base de pesas y ejercicios de cardio intensivos. En la última Copa América que estuve, recuerdo que se parecía mucho a un entrenamiento de fútbol. Haces un desarrollo de fuerza explosiva  y luego recuperas enseguida para volver a hacerlo. Necesitas una capacidad de recuperación rápida. El segundo grupo sería a nivel mecánico. Con un barco de una o dos personas vas poniéndote en situaciones que te ayuden a mejorar la agilidad dentro de la embarcación. Y el tercer punto es la preparación técnica de cada tripulante es su zona. Yo soy ‘trimmer’. Llevo barcos por lo que tengo que preparar mucho lo que es la tecnología aerodinámica en las velas y adaptación a los barcos. Con ese tercer bloque bien nutrido, será un buen plus a tu trabajo. Durante el año es difícil entrenar todos juntos así que es importante prepararse parcialmente y tener un barco parecido o a escala de lo que vas a usar.

¿Importa más el hombre o la máquina?

Al igual que sucede en la Fórmula 1, muchas veces es la máquina la que puede penalizar un rendimiento óptimo de la tripulación. En ese sentido, Nacho asegura que la ingenieria es «muy importante». De hecho, el banco de pruebas más importante y donde se ha usado siempre la última tecnología es la Copa América. «Mi primera Copa América la hice en 1995 y después estuve en el 2000, 2007 y 2010 con Oracle. Ahí te das cuenta de que en estas regatas a largo plazo, que van en periodos de 3 o 4 años, se desarrollan muchas ideas y materiales. Hay un gran presupuesto y es lo que marca la diferencia. Se vio claramente en la última Copa América en San Francisco con Oracle, que le costó encontrar el desarrollo óptimo».

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Fuera de ese binomio hombre-vela, cabe destacar que este deporte no es tan sencillo como parece. De hecho, hay muchos eventos donde el riesgo es considerable y donde Nacho ha vivido situaciones comprometidas. «Eso pasa más en regatas de altura. Yo estoy en un equipo en el que hacemos regatas  como la Fastnet en Inglaterra. Tiene unas 600 millas y dura dos o tres días. Es muy dura, con condiciones muy cambiantes y ahí te enfrentas a días y noches duras con chubascos y roturas. Es otro tipo de navegación más peligrosa. Aunque hoy en día con la velocidad de los catamaranes de la Copa América que van a 40 nudos, también tiene peligro ante cualquier golpe. De hecho van muy preparados. Parece que lleven armaduras para los golpes. Además tienen botellas de oxígeno  por si te quedas debajo del barco.  Hoy en día cada vez se prepara más a la gente para salir de situaciones así».

A pesar de ese riesgo que tienen las regatas de altura, a la hora de preguntar al valeciano por su modalidad favorita, nos soprende con su repsuesta: «Al principio me gustaba la vela ligera por las sensaciones y el contacto con el mar. Pero en esta época me van más las regatas de altura. No descarto en un futuro hacer alguna regata tipo World Race de Barcelona dando la vuelta al mundo. Estamos ahí con posibilidades aunque hasta ahora las selecciones de Volvo siempre me han pillado implicado en proyectos de Copa América y ha sido imposible meterme».

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Valencia en el mapa mundial de la Vela

Otro de los logros de Nacho es haber formado parte del grupo de colaboradores en la elaboración del informe que debía convencer al Alinghi de que en el mar de Valencia podía llevarse a cabo la Copa América. «Geográficamente, Valencia está muy bien distribuida para la navegación, con vientos térmicos. Nuestro campo de regatas fue elegido en su día para la Copa América por eso».

Y es que no es fácil encontrar lugares como la capital del Turia, y más cuando los derechos televisivos aprietan. «Es muy difícil vender la vela a la televisión. Por eso cuando se hace, hay una presión fuerte para buscar sitios que te puedan garantizar que todos los días y más o menos dentro de las horas fijadas, pueda haber competición». Sobre la idonéidad de nuestra tierra como lugar para hacer regatas, Nacho presenta un argumento sólido: «Muchos equipos extranjeros empiezan su temporada aquí y preparan sus barcos en las naves para hacer los primeros entrenamientos en marzo o abril. Eso es un buen síntoma que indica que estamos en un buen lugar tanto por vientos como por infraestructuras».

Por lo tanto, se puede decir que Valencia sigue estando bien señalada dentro del mapa mundial de la vela. Pero no solo por el trabajo de fuera. También aquí se está haciendo un trabajo fuerte por la cantera. O al menos así nos lo indica Nacho: «Se lleva varios años invirtiendo en base. Como en todos los deportes hay que poner todos los medios en los más jóvenes, que son los que van a nutrir la Vela en el futuro. Quizá se trate de un deporte más complicado porque comprarse un barco es más costoso que comprar unas zapatillas para salir a correr, pero cuando se despunta y pasas a necesitar barcos más caros puedes apoyarte en patrocinios y subvenciones que ayudan. En mi caso particular yo nunca he tenido una familia adinerada que me pagara las cosas y entonces  te adaptas. Hoy en día para entrar de tripulante en un barco basta con unas zapatillas y un traje de agua e incluso el traje te lo dan muchas veces».

Entonces, ¿es la vela un deporte de ricos? «Tener un barco hoy en día es como el que se va a comprar una moto. Es caro. Un barco de vela ligera son unos 3000 euros. Luego ya en alta competición pasa a ser más caro. Pero lo mismo pasa en el ciclismo. Puedes tener al principio bicis de 1000 euros y luego necesitar una de 8000. Ese paso a élite es la clave. Pero practicar la vela sin más no es caro. El armador paga el barco y la comida. No es costoso en ese sentido. En golf por ejemplo tienes que ir al club, ser socio, llevar tus palos, etc. Eso sí, debe quedar claro que es un deporte exigente, aunque parezca que no». Esa exigencia es la que ha hecho de Nacho Braquehais todo un triunfador.