Lo hemos contado en repetidas ocasiones en los últimos meses: la esgrima es uno de los deportes que más ha crecido en España en este atípico ciclo olímpico que ha ido desde Tokio a París y que ha tenido solamente tres años debido a la pandemia, que obligó a retrasar los de la capital nipona un año.
Es algo que se ha visto en los grandes resultados que han ido logrando los tiradores nacionales durante todos estos años y algo que se refrenda ahora, a unos días de que el fuego olímpico ilumine París y los sueños e ilusiones de miles de deportistas. España tendrá dos esgrimistas buscando la gloria, el doble que en Tokio y dos más que en Río y, precisamente, Carlos Llavador, nuestro protagonista, es el único que tuvo la oportunidad de estar en Tokio 2020.
“En una competición como esta siempre se sale a por la medalla. Somos varios tiradores en un nivel parecido y puede pasar cualquier cosa”
De la playa a París
Llavador atiende a Yo Soy Noticia desde Almería, en plena última concentración antes de enfudarse el petate y poner rumbo a París. “Estoy muy contento, esa es la verdad. Después de toda la temporada… Haber estado tan cerca de clasificarme, luego quedarme fuera un punto y acabar entrando al final. Ha sido un poco de película, pero ha habido final feliz”, explica sobre ese billete que sacó para los Juegos en el último instante y cuando ya no confiaba en ello.
De hecho, recuerda el momento en el que recibe la noticia de que tenía su plaza para los Juegos. “Yo estaba ya de vacaciones, reflexionando sobre lo que hacer con la esgrima. Me suena el teléfono y era el presidente de la federación para decirme que tenía que acompañarlo a un evento el día 29 de julio”, va contando el tirador español
“Claro, imagina, yo reflexionando sobre mi futuro, de vacaciones… y me decía de ir a un evento… Así que es cuando me dice que tendré que estar tres días antes preparado porque hay una ceremonia de inauguración y todo. Es ahí cuando empiezo a atar cabos. Me lo contó un viernes y la noticia se hizo oficial el lunes siguiente, así que me pasé todo el fin de semana muy nervioso esperando el email de confirmación”
Así que desde ese momento su gran objetivo ha sido el de trabajar, entrenar y prepararse para dar su mejor versión en los Juegos de París, su segunda experiencia olímpica.
“Los Juegos no se pueden comparar a nada. Competiremos en un pabellón lleno, algo a lo que no estamos acostumbrados. Vamos a por todas”
“París 2024 va a ser la leche”
Y es que él recuerda la cita de Tokio, unos Juegos que estuvieron muy alejados de lo que es habitualmente este gran evento. “La verdad es que los Juegos de Tokio fueron muy raros; primero con toda la incertidumbre porque estuvieron a punto de cancelarlos. Se pospusieron un año, hubo que cambiar toda la preparación, no hubo casi competiciones por el covid, así que fue difícil saber las condiciones en las que llegábamos. Luego además nos tocó estar 48 horas encerrados en un hotel, una pcr diaria. No se pudo disfrutar de lo que son realmente unos Juegos”.
Habla especialmente de “la ceremonia de inauguración”, algo que fue bastante triste, “con el estadio vacío, con las gradas iluminadas pero sin nadie. Así que poder estar conviviendo con el resto de deportistas, ver otras competiciones… No va a tener nada que ver. Va a ser la leche”
Sobre las opciones que va a tener allí para luchar por todo, tiene claro que en su deporte puede pasar cualquier cosa. “Es que aquí se compite a 15 puntos, por tanto, la clave es estar muy fino y muy concentrado y la competición. Cualquiera puede ganar a cualquiera. Aquí los favoritos no son tan favoritos como en otros deportes. Es como si en el tenis se jugara a 15 puntos, pues los resultados serían diferentes.”, va explicando.
Por eso, es casi más difícil clasificarse a los Juegos que luego pelear por todo allí. “Se premia la constancia”, resume
“Creo que el hecho de que unas competiciones tengan más puntuación que otras es algo que se tiene que cambiar porque si no se depende mucho de la suerte”
A por la medalla olímpica
Sin embargo, una vez allí, insiste en que todo es posible. “Yo entiendo que hay gente que a lo mejor no sigue tanto el deporte le puede sorprender que el 15 del mundo le gane al uno, pero para nosotros es algo normal. Está todo muy igualado. Y, sobre todo, todos los que van desde Europa tienen opciones”.
Junto a Carlos Llavador estará en París 2024 Lucía Martín Portugués, es decir, que España tendrá dos tiradores, todo una proeza y que habla a las mil maravillas de la evolución tan notable que este deporte está teniendo en nuestro país en los últimos tiempos. “Es una pasada que vayamos dos y la verdad es que otros compañeros se han quedado muy cerca y lo han peleado hasta el final”.
“La clave es que los jóvenes ahora ven a los más mayores y los quieren superar. Se ha entrado en ese círculo y es muy positivo porque todos nos queremos ganar mutuamente. Unos tiramos de otros”
También explica que “con la crisis mucha gente lo dejó y se perdieron por el camino algunas generaciones”, algo que lamenta y que espera que no vuelva a pasar. “Ahora la gente más joven está viendo que algunos de los compañeros con los que entrenan e incluso les ganan, están sacando medallas internacionales importantes y eso les lleva a darse cuenta que ellos también lo pueden llegar a conseguir algún día”.
Subsistir en la esgrima
Pero el vaso no se puede ver solo medio lleno, sino que sigue existiendo la parte complicada de la supervivencia en un deporte minoritario donde no es nada sencillo ganarse la vida con esto.
“La realidad es que es complicadísimo porque, cada año, nos jugamos todo el sueldo en el Mundial. Ese día te juegas si cobras o no”
Así de duro y así de cruel. “Cuando uno es más joven y está estudiando es más fácil de llevar, pero una vez tienes que trabajar y ganar dinero todo se complica y si llegas al Mundial y fallas, tienes que asumir que si quieres seguir con la esgrima vas a perder dinero. Ahí es cuando entran las dudas y puedes acabar dejándolo”.
Sobre su caso particular, cuenta que ha ido “salvando año a año”, aunque reconoce que si todavía sigue peleando por su deporte y por su sueño es porque es hace que “disfruta” mucho. Sin embargo, insiste con esa presión tan grande que se siente cada año en el Mundial. “Es que sabes que ese día no puedes fallar”.
Tanto es así que él, una vez se vio fuera de los Juegos, se empezó a replantear su futuro y estaba sobre la mesa la opción de dejarlo de forma definitiva. “Es que cuando en abril se hace oficial que no voy a estar en París yo ya dejo de cobrar la beca ADO, que ahora al acabar entrando he recuperado. De repente dejas de ingresar dinero y falta un año y medio para el siguiente mundial en el que tampoco sabes qué puede pasar. Esa incertidumbre es la que te puede llevar a abandonar”
“Los patrocinadores privados están en el fútbol. Tenemos alguna cosilla pequeña, pero nada de contratos de mucho dinero”