Acabó Sara Sorribes llorando hace más o menos una semana, después de caer en primera ronda del cuadro individual de París 2024, en un partido largo y duro ante la checa Barbora Krejcikova, última campeona de Wimbledon. Esas lagrimas son, una semana más tarde, de felicidad después de haberse colgado el bronce en la modalidad de dobles, tras un magnífico torneo junto a Cristina Bucsa.

Una pareja que es una verdadera alegría para el tenis y el deporte español. Se juntaron en el torneo de Madrid por primera vez y lograron llevarse el título y en su segundo torneo juntas han conseguido una brillante medalla de bronce olímpica en París 2024, después de algunas victorias inolvidables y haber sabido recomponerse de una dura y dolorosa derrota en semifinales.

Una medalla a pico y pala

Pero la primera medalla de las nuestras ya está aquí y no es nada sencillo conseguirla. España aumenta el medallero y Sorribes inaugura el suyo personal después de haber derrotado, con claridad, a las checas Noskova y Muchova. Una tenista que siempre ha expresado lo mucho que le gusta jugar por equipos, defendiendo los colores de la selección nacional. Encuentra el premio a su tesón.

Ha sido un metal forjado con el pico y la pala, porque si algo tienen en común Sara Sorribes y Cristina Bucsa es la dedicación y el amor por el trabajo que tienen: jugar al tenis. Siempre silenciosas, en la sombra, acumulando victorias y llegando hasta esta gran alegría. Ya son medallas olímpicas.