La gimnasia de trampolín dio un paso adelante gigantesco en el año 2000 cuando el mundo entero pudo descubrirla y enamorarse de ella en los Juegos de Sídney, sin embargo, 23 años después, sigue siendo casi residual en España. Y el mejor ejemplo de ello es que hasta la fecha todavía ningún deportista nacional ha podido competir en la cita olímpica, algo que puede cambiar y está dispuesto a hacerlo la joven Melania Rodríguez.

A sus 21 años su nombre retumba entre la élite de la disciplina. Y el límite es el cielo.

«Cuando tu nombre es conocido siempre hay una cierta presión a mantenerte ahí arriba, pero no me da vértigo porque al fin y al cabo es donde quiero estar»

Va un poco más allá todavía. «Si un campeonato no va bien, sigo trabajando y voy a por el siguiente», cuenta a Yo Soy Noticia la joven deportista.

Un mundial «agridulce»

Ahora viene de un mundial «agridulce«, del que esperaba algo más pero del que extrae enseñanzas y cosas de cara al futuro. «La primera parte del campeonato fue muy bien; conseguí pasar como primera a la final de doble mini y a la semifinal de trampolín, pero después no hubo suerte y fue un poco amargo», explica.

«Echando la vista atrás en el 2022 ha sido un año magnífico. Se podría decir que en cuanto a resultados ha sido el mejor de mi carrera deportiva. Y en cuando a esos fallos, que los ha habido, toca aprender de ellos».

Un cambio a mejor

Esa es la actitud ideal para seguir creciendo y mejorando en una disciplina que la tiene enamorada. Y eso que ella viene de la gimnasia artística, donde logró resultados meritorios antes de tomar la decisión de cambiar.

«Tomé esa decisión porque el trato que se le da a las gimnastas en el CAR de Madrid, o al menos en mí época, ahora no sé cómo está el tema. A mí me encantaba la gimnasia artística, la amaba, pero me vi obligada a tomar esa decisión porque preferí poner delante mi salud mental»

Es un recuerdo un poco amargo, pero ha terminado encontrando su sitio. «El proceso fue muy, muy bueno. Mucha gente me pregunta si me arrepiento de la decisión que tomé y siempre les digo que no, que fue lo mejor que podría haber hecho y que ahora en trampolín no puedo estar más contenta con mi entrenador Pablo Hinojar», sigue explicando.

Aún con todo lo sucedido, reconoce que la gente sigue sin saber que, además de la rítmica y la artística, la gimnasia tiene una tercera pata que es el trampolín y que mucha gente no tiene localizada, algo que espera cambiar ella misma. «Un montón de veces me dicen si hago gimnasia artística o rítmica», bromea. «No sé por qué es la gran desconocida, la verdad. Lo que sí creo es que se le da mucha menos publicidad, no sale tanto en los medios y por eso la gente no la conoce. Estoy segura de que si fuera más conocida, gustaría mucho».

Se siente esperanzada con la evolución que se está produciendo en los últimos meses. «Tenemos muchas esperanzas este año porque como delegación española, desde hace unos años hasta ahora, hemos mejorado muchísimo y ha subido bastante el nivel del trampolín», dice a nivel general, aunque no niega que el sueño de París 2024 está muy presente.

«Una clasificación olímpica es muy complicada, pero tenemos más oportunidades que nunca y vamos a ir a por todas. Ha sido mi sueño desde que era una niña y espero poder hacerlo realidad»

La «inversión», ingrediente clave

Tiene claro que el gran reto del trampolín reside en la «inversión«, que sería el ingrediente clave para mejorar. «Yo no sé qué se puede mejorar en el resto de las disciplinas, pero creo que lo más importante es invertir dinero en material, en competiciones, que haya concentraciones, que los júnior puedan rodar desde que son pequeños a nivel internacional… Pero es verdad que esto aha mejorado mucho en los últimos años y por esto también hemos mejorado nosotros».

Es perfectamente consciente de que a día de hoy no puede vivir de su deporte como le gustaría, pero se siente esperanzada. «Se podría vivir si consigues quedar todos los años campeona del mundo en modalidad olímpica, pero es inviable mantener eso en el tiempo. El problema de España y de mi deporte es que necesitas tener resultados demasiado buenos para poder vivir mientras practicas el deporte».

Con los estudios terminados, está ahora más «centrada» en la parte deportiva. «Entreno de lunes a viernes por la mañana dos horas y por la tarde otras dos horas; y luego los sábados otras dos horas por la mañana», sigue apuntando. «Después de entrenar, algunos días, les doy clases de gimnasia a niños pequeños y la verdad que es algo que me apasiona. También tengo tiempo de sobra para hacer vida social con mis amigos. Eso también es muy importante y es algo que no hay que dejar de lado».