Nunca una atleta española había estado en una final de un Campeonato del mundo de los 100 metros. Esa es la barrera que destrozó Elena Guiu en los recientes Mundiales sub-20 de Calí, ciudad que siempre estará ligada a su figura porque ha sido ahí cuando todo el mundo la ha descubierto de verdad y ha empezado a hablar de ella.

El gran momento de la velocidad española

Tiene todo el futuro por delante, pero también un presente esplendoroso en el momento en el que la velocidad española se está convirtiendo en élite internacional. Gracias a mujeres como María Isabel Pérez o Jaël Bestué, este 2022 se ha estado muy cerca de lograr una medalla internacional que hubiera provocado un segundo terremoto en la velocidad nacional en un mismo verano. Porque eso es lo que provocó esa final de Elena Guiu, en un campeonato que ya nunca podrá olvidar.

«La verdad es que estoy muy contenta. Yo pensaba que podía estar en la final, pero no sabía que iba a ser la primera española en conseguirlo»

En su vuelta a España tuvo un recibimiento espectacular, similar a la hazaña lograda en la ciudad colombiana en la que demostró al mundo entero que la velocidad española progresa más que adecuadamente y que ya no hay distancias ni pruebas olvidadas. Las atletas españolas se atreven contra las mejores del planeta en cualquier disciplina.

«Había mucha gente para recibirme. Estaban todos súper ilusionados por lo que había conseguido allí. Además, justo coincidió con las fiestas del pueblo y estuvimos de celebraciones todos juntos y con toda la gente muy orgullosa», cuenta con una gran sonrisa al recordar ese momento. «Mis amigas hasta hicieron una pancarta y todo», bromea.

Convertir la presión en motivación

Aunque ella misma es consciente de que esta actuación la ha puesto en boca de todos, no es algo que le preocupe de cara al futuro. «Lo he conseguido y estoy muy feliz de ello. Siempre podré decir que soy la primera en haberlo hecho. Lo que pueda pensar la gente no me preocupa demasiado; al contrario, creo que lo puedo usar a mi favor, me puede servir de motivación para seguir creciendo y para seguir mejorando».

Explica con claridad que el resultado obtenido en Cali, esa brillante plaza de finalista, no es fruto de la casualidad, sino de todo lo contrario. «Hicimos una concentración previa en Segovia que me fue muy bien y que me hizo llegar a los días de la competición con muchas ganas».

«Siempre me sentí activa, chisposa, motivada y con muchas ganas de salir a correr y de darlo todo. En el momento que llegamos allí e hicimos los primeros entrenamientos me di cuenta de que la pista me gustaba mucho»

Fue el preámbulo de lo que vino después. «Antes de entrar nosotras en competición estaba viendo los tiempos de otras carreras y se estaban sacando muy buenos tiempos en todas las carreras. Eso me dio un plus de ganas y de energía. Así que después fui a tope desde la primera carrera, que era algo que tenía clarísimo y terminé corriendo la final».

El sueño de ser olímpica

Sin embargo, espera no detenerse aquí y ya piensa en cómo mejorar. «Estos resultados son los que te ayudan a seguir adelante, a repetir cada entrenamiento y a que cuando te llega un momento malo pienses en las cosas que has conseguido y que merece la pena no rendirse nunca. Pase lo que pase siempre hay que mirar hacia delante y seguir».

Va a seguir entrenando duro como siempre ha hecho y lo va a hacer en una etapa nueva de su vida, pues la joven acaba de terminar segundo de bachillerato y en pocos días da el salto a la universidad, donde va a estudiar nutrición. «Hay un poco de miedo porque sé que es un cambio grande, pero creo que podré adaptarme a ello. No quiero dejar ninguna de las dos cosas de lado», dice con claridad sobre los planes que tiene pensados para ella misma para los próximos meses.

«A corto plazo me gustaría seguir mejorando mis marcas, progresar y crecer. A largo sueño con estar en unos Juegos, pero me lo tomo con calma. París está muy cerca así que si no puede ser ahí en 2024 pues que sea en el 2028»