Publicidad

Héroes CaixaBank

reply

Inma Boscá y Toni Ibáñez completan su desafío Ultra-Trail transpirenaico y ya piensan en nuevas aventuras de largo recorrido

Publicado el 04/07/2024 a las 22:15

Juntos se han convertido en uno de los iconos más inspiradores del deporte. Su historia y ejemplo trasciende los límites de éste. En mayo vinieron a la gala de YoSoyNoticia 2024 a recoger su muy merecido premio "Héroes Caixabank" por encarnar a la perfección los valores que amamos en esta publicación. Pero a renglón seguido, como ya nos habían anunciado, se volvieron a la montaña, ese lugar donde más felices son y más libres se sienten. Lo hicieron para una vez más romper todos las barreras de lo que humanamente parece posible: recorrer 300 km por los Pirineos para, lejos de dormirse en los laureles y aunque ya no tengan nada que demostrar, seguir probándose a sí mismos. Y disfrutar, porque como ellos siempre dicen, al final es lo único que te llevarás contigo cuando te marches de este mundo.

"Gaman" es un término japonés que proviene del budismo zen. Significa "soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad". El término se traduce generalmente como "perseverancia", "paciencia", "tolerancia", o "abnegación".

Inma y Toni nos explican que andaban buscando un nombre para su gran reto transpirenaico y que cuando dieron con esta sonora, rotunda y redonda palabra nipona, que como suele suceder en ese idioma es capaz de expresar toda una definición compleja en tan sólo un par de kanjis, rápidamente comprendieron que habían encontrado justo lo que buscaban para poner nombre a su mayor desafío hasta el momento: recorrer los 300 km de la ruta transpirenaica, como siempre con su handbike, su cuerda, su fortaleza y su ilusión.

Publicidad

Fundación Deportiva Diputación Valencia
NOTICIA YSN: El nuevo desafío Ultra Trail transpirenaico de «Los Mejores Guerreros» Inma Boscá y Toni Ibáñez

“Salimos desde la localidad costera de Llançá, la ruta transpirenaica puede empezar ahí o en Cadaqués, hay variaciones sobre cierta trayectoria establecida, puedes elegir hacer más o menos crestas pero todas son parecidas y no hay mucho desvío. Nosotros buscamos una ruta lo menos problemática posible por si sufríamos alguna avería, había que minimizar los riesgos, tener siempre una carretera o una ruta de escape cerca por si sufríamos un accidente o necesitábamos que vinieran a rescatarnos.

Y acabamos en Andorra la Vella, cruzamos la Alta Garrotxa, la Molina, la estación de esquí, entre otras cosas. Buscamos unos antiguos senderos que se utilizaban para pasar contrabando desde Andorra a España. Íbamos a subir por Pas de la Casa pero es mucho menos interesante, por esos caminos había mejores paisajes y mejores historias.

Fueron 300 km y hubieran sido más, pero tuvimos que recortar un día 20 km porque había aviso de tormenta eléctrica y nos teníamos q meter en una zona complicada y por seguridad lo evitamos, ya q la silla de Inma puede ser un auténtico atractor de rayos. Lo hicimos en 5 etapas, 5 días, algunas más largas y otras más cortas, entre 39 y 71 km. Cuando haces el track tú marcas en línea recta pero luego en la realidad hay desvíos e imprevistos, por lo que siempre sale más, los navegadores GPS para esto aún no son perfectos”, nos cuentan.

"Buscamos unos antiguos senderos que se utilizaban para pasar contrabando desde Andorra a España. Por esos caminos había mejores paisajes y mejores historias"

Lo que tenían claro desde el principio es que la experiencia les iba a servir para unir el disfrute deportivo con el sensorial:

“Ha sido mejor aún de lo que nos esperábamos, muy dura pero muy bonita, con pendientes del 30%, pillamos tramos complicados pero hemos disfrutado una barbaridad. Y eso que descansamos poco y mal, incluso un día no pudimos dormir nada. Y es que todas las noches tocaba dormir en el hostal pero había que arreglar y limpiar la silla, lavar la ropa y luego entre eso y la sobreexcitación y la activación del cuerpo pues dormías lo que podías, y eso que las jornadas eran de 12 horas.

Al final te acostabas tarde y te levantabas prontísimo, no daba tiempo a todo. De hecho al final de la jornada hacíamos un video para redes sociales y del agotamiento no nos salían las palabras. Pero es que una vez pones el chip de estar en la montaña ya se te va todo, el cansancio, la incomodidad o el dolor.

A nivel visual es brutal, unos paisajes espectaculares, es impresionante lo que tenemos en España. Nos hubiéramos quedado bien a gusto allí en una casa con vacas y caballos en el prado. Por momentos, ya más que Inma y Toni queríamos ser Marco y Heidi (risas). Allí es que parece todo césped, el norte es maravilloso y lleno de verde”, continúan diciéndonos.

"Una vez pones el chip de estar en la montaña ya se te va todo, el cansancio, la incomodidad o el dolor"

Como siempre ocurre, toda travesía, toda odisea, toda ordalía, viene acompañada de aprendizajes:

"Lo que hemos aprendido es que a la hora de la verdad tengo la vida de Inma en mis manos y aunque cuentes con apoyos, hemos de comprender que no todo el mundo puede seguirte al 100% por mucha buena voluntad que tenga, A nivel logístico hemos llamado a muchas puertas y el apoyo ha sido limitado, así como las donaciones recogidas por redes sociales, pero es lo que hay.

Monsocar nos ha apoyado dejándonos a muy buen precio la furgoneta y también Miguel Electrodomésticos y la fundación Fivan, que es la clínica donde Inma hace la rehabilitación, hicieron lo mejor que pudieron y supieron, les estamos agradecidos. Esto no era sólo para la rehabilitación de Inma sino también para ayudar a la Asociación de Fibrosis Quística de Santander.

Se apoya más a fundaciones que a particulares y no es el caso, pero a veces las asociaciones no son tan limpias ni su trabajo es tan social como parece. Pero la gente de fibrosis quística de Cantabria lo hace genial y es una buena causa, porque Inma al fin y al cabo lo que quiere es ser más libre pero esta gente tiene una enfermedad que requiere rehabilitación pulmonar, es una enfermedad degenerativa y mortal que empieza en la infancia, una locura. Para ellos la rehabilitación significa la diferencia entre vivir y morir. Y sabemos exactamente en qué se gasta el dinero, así que en ese sentido estamos satisfechos”, afirman.

"Lo que hemos aprendido es que a la hora de la verdad tengo la vida de Inma en mis manos. Y que se apoya más a fundaciones que a particulares y, no es el caso, pero a veces las asociaciones no son tan limpias ni su trabajo es tan social como parece”

Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, una aventura de este calibre siempre anda trufada de anécdotas:

"Otras veces hemos tenido problemas con el barro... pero esta vez era un tramo lleno de boñigas de vaca lo que nos impedía pasar. Y dije por ahí no paso ni de coña, que una cosa es limpiar de barro la silla y otra eso. Por fortuna encontramos un atajo para bordear la situación. Lo malo es q ese tramo estaba lleno de ortigas y salí con las piernas hechas un cristo. Pero siempre hay que elegir el mal menor, así es la vida”, nos cuentan con divertida resignación.

Sin duda Inma y Toni no dejan indiferente a nadie en sus periplos y en los Pirineos no iba a ser una excepción:

“Por La Molina había un hombre cortando césped y salió al vernos y nos dijo que había visto muchas cosas raras en su vida pero jamás algo como esto. Le contamos un poco nuestra historia, alucinó y acabó llorando de la emoción. Al final nos hicimos una foto con él. También la gente que iba con todoterrenos por la montaña o la que hacía mountain bike se paraba y nos hacía fotos y había gente que nos preguntaba si necesitábamos ayuda, igual se pensaban q nos habíamos perdido.

La gente flipaba y nos sentimos como un parque de atracciones. Pero a la llegada a Andorra no había nadie para recibirnos así que bueno, una cosa por otra, cura de humildad (risas)”.

"Por La Molina había un hombre cortando césped y salió al vernos y nos dijo que había visto muchas cosas raras en su vida pero jamás algo como esto. Le contamos un poco nuestra historia, alucinó y acabó llorando de la emoción"

Inma Boscá y Toni Ibáñez siguen rememorando para nosotros la enorme cantidad de vicisitudes que han vivido en este reto de altura:

“Estábamos en contacto con algunos amigos que tenemos por allí y nos vigilaban por el GPS, sobre todo en algunas zonas de paso entre España y Andorra que son complicadas y donde puede perderse la señal. De este modo teníamos la seguridad de q si pasaba cualquier cosa estábamos localizados, podían monitorizar hasta nuestras pulsaciones. Hacía calor, el sol quemaba pero había mucha menos humedad y a veces hasta llovía, con lo que sufrimos menos a ese respecto de lo que lo hubiéramos hecho aquí.

Estamos morenitos, cansados, pero muy felices. Ahora a descansar y pasar el calor del verano y luego para octubre ya estamos maquinando cosas, es pronto para confirmar nada pero ya os contaremos”, concluyen nuestros protagonistas.

NOTICIA YSN: Inma Boscá y Toni Ibáñez, la increíble historia de amor de unos guerreros con la montaña: «Disfrutamos cada día como si fuera el último»


Carlos de Narea

Carlos de Narea

Redactor YSN.

¡Tú también puedes participar enviando tu noticia!

Hemos creado una comunidad de miles de usuarios que cada día llegan en busca de historias deportivas diferentes ¿Eres una de esas historias o conoces a alguien que lo sea?

Publicidad