Hoy en YoSoyNoticia vamos a conocer más en profundidad un curioso deporte practicado en todo el mundo y que tiene una variante autóctona en nuestras tierras que todavía lo es más. Muchas personas confunden la Colombofilia, que es el objeto de este artículo, con la Colombicultura. Pero no son lo mismo, de hecho en nuestra comunidad existen dos federaciones diferenciadas. Para arrancar nuestra entrevista, le pedimos a Felipe Camacho, presidente de la Federación Colombófila de la Comunidad Valenciana que nos explique la diferencia:

«Para decirlo claro, la Colombofilia se trata de usar palomas mensajeras para hacer carreras. La Colombicultura es más una competición de celo y seducción, donde gana el palomo que más que velocidad para alcanzar a la hembra, demuestra tener mejores cualidades para atraerla» , nos explica divertido.

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Una vez aclarado este asunto, relacionado con rituales de cortejo tan antiguos como el mundo, pasamos a hablar del uso de las palomas en su importante rol de mensajeras, algo que también lleva siglos acompañándonos:

«La paloma vaya a donde vaya a entregar el mensaje, siempre vuelve a su palomar. Se orientan percibiendo el campo magnético de la tierra, gracias a la magnetita de sus picos, los detalles aún conservan cierta parte de misterio para la ciencia. Las palomas mensajeras se han utilizado desde el Antiguo Egipcio o la Antigua Grecia, pasando por la Edad Media y llegando hasta hoy.

Parece un sistema de comunicación arcaico, y a día de hoy obviamente lo es. Pero curiosamente, y al contrario que todos los sistemas tecnológicos, que se pueden desencriptar, la paloma es un sistema prácticamente inviolable. La única manera de interceptarlas es usando halcones, como hizo el canciller germano Otto Von Bismarck en los conflictos bélicos del Siglo XIX. Las palomas mensajeras se usaron en Vietnam e incluso en la Guerra del Golfo, en zonas del desierto donde no llegaban los satélites».

Este periodista puede dar fe de que incluso la histórica agencia británica de noticias Reuters ofreció en sus comienzos, a mitad del Siglo XIX, un servicio para sus clientes preferentes basado en palomas mensajeras, cuando la última hora o las cotizaciones de bolsa debían ser transmitidas a toda prisa y el telégrafo todavía andaba en fase experimental o resultaba excesivamente caro para una empresa de comunicación recién llegada.

La paloma siempre vuelve a su palomar. Se orientan percibiendo el campo magnético de la tierra. Y son un sistema de comunicación casi inviolable.

Felipe sigue poniendo en valor la importancia de la paloma mensajera: «En 1859 hubo la mayor tormenta solar jamás detectada y se produjo el llamado Evento Carrington, que dejó achicharrado el tendido de cobre que hacía funcionar el telégrafo en Estados Unidos. La tecnología estaba en pañales pero imagina qué implicaría eso ahora donde dependemos absolutamente de todo lo electrónico. Bien, pues el presidente Obama pidió un informe sobre esto y al recibirlo firmó un decreto ley para proteger la paloma mensajera porque consideraron que sería esencial poder utilizarla para las comunicaciones en una situación de crisis tal que fuese imposible usar todo lo demás».

«Las palomas mensajeras se han usado desde la antigüedad. Obama firmó un decreto para protegerlas por considerarlas esenciales en una crisis»

Afortunadamente, a día de hoy, y mientras no ocurra ningún evento catastrófico, no tenemos necesidad de usar las capacidades de orientación, resistencia y velocidad de las palomas para comunicarnos. Y esto permite utilizarlas más alegremente para actividades relacionadas con el ocio y el deporte como hacer carreras, ya que estos animales pueden superar con viento a favor los 100 kilómetros por hora y son capaces de volar más de 1000 kilómetros sin descansar.

Al respecto de cómo discurren las competiciones, Felipe Camacho nos detalla que «las palomas se inscriben como en cualquier otra carrera, llevan una anilla que reciben al poco de nacer y que es como su matrícula o su número de bastidor. Y se las suelta en el punto A para que lleguen al Punto B, pero no corren todas juntas, hay un intervalo de tiempo entre ellas, que es controlado por los jueces de la competición, en cierto modo es como una contrarreloj. El GPS calcula la distancia desde el punto de partida hasta el palomar y el ave que haya registrado una velocidad media más alta es la ganadora. El tiempo se registra en un reloj electrónico que se activa cuando la primera ave llega a casa y pisa una tablilla conectada a un sistema informático que la identifica» .

«El GPS calcula la distancia desde el punto de partida hasta el palomar y el ave que haya registrado una velocidad media más alta es la ganadora»

Por otra parte, así como la Colombicultura y su particular vuelta de tuerca colombaire es algo propio y exclusivo valenciano, la Colombofilia se practica en muchos sitios:  «Se considera que nació en Bélgica como sistema de carreras y apuestas, hay mucha tradición allí, así como en Países Bajos. En Portugal es el segundo deporte nacional, pero fue en España donde primero se tipificó como práctica deportiva y de hecho la nuestra es la Federación más antigua inscrita en el Consejo Superior de Deportes«, nos dice su presidente.

Felipe sigue compartiendo sus conocimientos sobre esta peculiar disciplina y nos da más detalles sobre este último punto: «Antes te he dicho que a las palomas se las cronometra. Aquí en España, cuando se implantó el sistema este de carreras no teníamos tanto dinero ni medios como para tener un controlador por cada aficionado. Pero en cada pueblo había un reloj. ¿Y si te pillaba a las afueras del pueblo? Pues una vez recibías la paloma tenías que correr con su anilla al reloj. Se creó lo que era la figura del corredor de anilla, y como se consideraba que de esta manera se hacía deporte con las palomas, nuestra actividad entró a formar parte del CSD» .

«Fue en España donde primero se tipificó como práctica deportiva y la nuestra es la Federación más antigua inscrita en el CSD»

Le preguntamos si su actividad se ha visto afectada de alguna manera por la nueva Ley de Bienestar Animal, y nada más hacerlo percibimos por su expresión que efectivamente ha sido así:

«Podría hablar largo y tendido porque ha sido complicado, hemos tenido que hacer valer nuestros derechos y trabajar muy duro durante un par de años. Tras mucho batallar al final hemos conseguido que impere el sentido común y que se apruebe una enmienda por la cual los animales reconocidos para la práctica deportiva se regularán por los estatutos y reglamentos de sus federaciones y no por la Ley Nacional ni Autonómica.

Era un sinsentido y es lo que pasa cuando se legisla a lo loco y sin conocer las particularidades o las excepciones que pueda haber o sea necesario hacer y no se consulta a los expertos, que la ley queda llena de contradicciones e incongruencias. Porque nosotros llevamos desde 1890 cuidando a estos animales y garantizando que se perpetúe la estirpe de las palomas mensajeras. ¿Qué lección o qué curso nos van a dar a nosotros?. Más bien tendría que ser al revés. Las palomas de carreras tienen una alimentación equilibrada y hasta toman suplementos deportivos, se cuidan al máximo.

En el caso de una paloma salvaje que viva en el medio natural, su esperanza media de vida es de cinco años, mientras que la de nuestras palomas de competición es de dieciocho años, llegando en algunos casos a los veintitrés. Creo que en el asunto del bienestar animal queda patente cuál es el de las palomas mensajeras que están debidamente cuidadas y cuál es el de las silvestres. Sin embargo, esta ley pretendía criminalizar a los tenedores de animales por multitud de supuestos y asuntos logísticos que no tenían ningún sentido alguno», concluye Felipe con fruición.

«Una paloma salvaje tiene una esperanza media de vida de 5 años, mientras que la de nuestras palomas de competición es de 18»

Hablamos ahora de cuál es el estado de esta práctica deportiva en nuestra comunidad con respecto a otras latitudes: «La Federación Valenciana ha vuelto a quedar campeona este año 2023, como ya lo fue en 2020 y 2021. Nuestro nivel es muy alto e incluso tenemos a gente como Raúl Roig que ha quedado recientemente subcampeón de Europa o a Juan Martín Ferrer que es una leyenda con infinidad de títulos nacionales. En España a día de hoy ya se pagan miles de euros por un buen pichón para mejorar la genética y en China, que están como locos con todo esto, se ha llegado a pagar 1 millón de euros o incluso más».

Felipe destila pasión y conocimiento por esta práctica y queremos saber cómo se inoculó en él esta afición: «Siempre me habían encantado los animales y cuando iba al pueblo de mis padres veía un familiar que tenía gallinas, y me gustaban, pero les prestaba más atención a las palomas. Me quedaba hipnotizado viéndolas salir y volar. No sé si era el ver como podían volar libres para luego volver tranquilamente a su palomar, cosa que no podían hacer las gallinas en su corral. El hecho de que los animales pudieran estar en libertad y luego volver me atraía enormemente. Hasta el punto de que un día, cuando tenía 13 años, vino a casa alguien que me regaló una paloma. Y bueno, pues cuidando y comprándole comida a esa paloma, acabé conociendo a una persona que tenía palomas mensajeras y me ayudó a conocerlas mejor. Y hasta ahora«, nos relata nuestro entrevistado.

En cuanto a fomentar la cantera y el relevo generacional en esta práctica, Felipe opina que «no es fácil porque necesitas contar con cierto espacio y bastante disciplina y trabajo por aquello de darles de comer, planificar sus vuelos de entrenamiento, limpiar los excrementos y demás. No es algo muy atractivo a priori para los chavales jóvenes, que están más por la satisfacción inmediata y menos por la obligación, así que probablemente prefieran estar con el móvil o la consola»

Le propongo que quizá deberían hacer un videojuego para fomentar esta afición tan tradicional entre los más jóvenes, o incluso intentar que sus carreras pudiesen entrar en las casas de apuestas. Nuestro protagonista Felipe ríe y acepta nuestras sugerencias de buen grado, pero antes de marcharnos retoma el tono serio para decirnos que «lo que está claro es que es necesario que sigamos cuidando a las palomas para que ellas nos cuiden a nosotros, como han hecho en muchas ocasiones. Son muchas las palomas que están condecoradas, han salvado a personas, han ayudado a localizar barcos que se habían quedado varados y sin radio, han llevado muestras a un hospital o guiado gente en el frente de guerra. No lo dudes, probablemente, algún día las palomas volverán a salvarnos a todos«.