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San Roque vs CAU: Un día de rugby y sana furia en el río Turia

Publicado el 22/04/2025 a las 00:00

El pasado sábado 12 de abril tuvo lugar en el campo de rugby del antiguo cauce del río Turia el derby entre el San Roque y el CAU, dos históricos de este deporte en nuestra ciudad que además comparten instalaciones. Y aunque el roce hace el cariño y el choque cerraba la fase regular de la temporada sin nada en juego para ninguno, un derby es un derby. Además habíamos sido invitados personalmente a contemplar el encuentro, así que, aunque antes vivimos diversas peripecias y cinematográficos contratiempos, allí estuvimos disfrutando y participando del gran ambiente que tuvo lugar en tan destacado evento con todos los amigos del balón ovalado. Esta es la crónica de un día de rugby... y de muchas cosas.

Son las 11 de la mañana del sábado y suena el despertador. Abrimos los ojos y casi en el acto un sudor frío aflora en nuestro rostro, nos recorre un estremecimiento y un pensamiento trufado de síndrome del impostor retumba en nuestras sienes,: "Hoy tenemos que participar en la retransmisión de un partido de rugby y no tenemos ni idea de nada. ¿Cómo hemos llegado a esto?". Nos levantamos de un brinco y la mirada de las mil yardas, ese rictus inerte y desencajado que suele escoltar al trauma, nos es devuelta al mirarnos al espejo.

De repente, nos viene a la mente el speech que supone de algún modo el clímax del protagonista en ese gran clásico del cine de los 90 protagonizado por Michael Douglas llamado "Un Día de Furia" que nos acompañará durante toda la jornada, y nuestro rostro pasa de aterrado y crispado a impávido y estoico:

He dejado atrás el momento de la duda. ¿Sabes cuándo es eso? Es el momento de un viaje en que es más largo volver al punto de partida que continuar hasta el final. Igual que… ¿recuerdas cuando aquellos astronautas tuvieron problemas? Iban hacia la Luna y algo salió mal, no sé, alguien metió la pata y tuvieron que hacerles volver a la Tierra, pero habían pasado el punto sin retorno. Tuvieron que dar toda la vuelta a la Luna para volver, y estuvieron sin establecer contacto durante horas. Todo el mundo esperó con ansia a ver si aparecía por el otro lado un puñado de muertos metidos en una lata. Y así estoy yo. Estoy en la otra cara de la Luna, incomunicado. Y todo el mundo tendrá que esperar hasta que aparezca".

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ECOEMBES

Nos reseteamos envalentonados por el mencionado momentazo cinematográfico, nos duchamos, agarramos los bártulos y nos preparamos para salir a la calle bajo el inclemente sol del mediodía. Hoy caminaremos hasta los campos de rugby recorriendo a pie buena parte del cauce del río, como llevamos años haciendo en los ratos libres. Aunque en las tantas veces que pasamos por allí durante nuestro periplo, nunca imaginamos lo que iba a acontecer hoy: presenciar en primera persona y por primera vez un partido de rugby completo del que además seremos también en cierto modo partícipes. Las vueltas que da la vida.

Todo empezó hace unas cuantas semanas en el Podcast YoSoyNoticia con la Federación Valenciana de Rugby, donde en una de sus pasadas ediciones entrevistamos a Kikón, máximo responsable de las retransmisiones en Youtube de los partidos del San Roque. Él fue quien nos invitó a vivir esta jornada desde la mesa de comentaristas con todo su equipo, y gracias a nuestra sempiterna falta de sensatez a lomos de la más prosaica inconsciencia dijimos que sí. ¿Qué podría salir mal?.

Justo antes de partir hacia nuestra cita con el balón ovalado, repasamos rápidamente al calor de un reparador café las pestañas de nuestro navegador donde hemos guardado explicaciones varias sobre los diversos lances del juego. Y cuando ya creemos saber absolutamente todo lo necesario respecto a rucks y mauls (NO), empleamos unos minutos más en leer frases y ver memes de rugby, que quizá con suerte podamos emplear luego mientras describimos en el micro los fragores de la batalla. Puestos a ser impostores, seámoslo full equipe. Además las citas célebres y los memes siempre son algo gozoso y de mucho pasatiempo:

"Yo que jugué al rugby, aprendí a saber aceptar sin quejarme; a no resignarme, a trabajar para saber lo que cuesta ganar un metro en silencio, y lo fácil que es perder diez por no saber callar. A respetar las decisiones de una forma férrea, a aplaudir los errores de mis compañeros, que también son los míos, y sobre todo a levantarme cien veces. Este deporte [...] me enseñó valiosas lecciones, muchas ajenas e incomprendidas a ojos de los no iniciados. A un día después lleno de dolores y magulladuras, feliz y realizado por la entrega, el compromiso y muchas otras cosas que mi madre nunca entendió. A saber el valor de un áspero polo a rayas, malla del valor y el deber. A un tercer tiempo donde todo lo que queda son anécdotas, abrazos, caballerosidad, camaradería, risas y un... ¡hasta la próxima!" (Rafael Muñoz Abad, del Club de Rugby Universidad de La Laguna, en la Revista Ventidós, Julio 2010).

Tras la montaña rusa de emociones patrocinada por Google y con los inevitables tres cuartos de hora de rigor sobre la hora prevista, por fin iniciamos el trayecto. Sabíamos ya, gracias a nuestra inestimable labor en el mencionado Podcast, que tras el partido suele suceder el llamado "Tercer Tiempo", donde los contendientes de ambos equipos, independientemente de que durante el partido se hayan topado violentamente sobre el césped como Ñús en celo de la sabana africana, van a echar pelillos a la mar, merendar y beber cerveza como si lo fuesen a prohibir.

Pero todavía quedan muchas horas para que llegue ese momento y somos conscientes de que necesitaremos energía para gritar huracanadamente "tatatatataaaa TOUCHDOOOOOWN" con todas nuestras fuerzas en algún momento, como hacía el gran Pepe Domingo Castaño en aquellas míticas retransmisiones nocturnas de la Superbowl en la SER.

Por un instante caemos en la cuenta de que esto es rugby y no fútbol americano, pero con el exceso de confianza propio del principiante y la osadía de la juventud pensamos que, con suerte, nadie notará la diferencia y saldremos ilesos del envite. Así que echamos a andar presos de una dulce antipación y en nuestro camino se cruza un conocido establecimiento de comida rápida. Decidimos entrar para que el obligado avituallamiento no se demore en exceso. ¡No hay tiempo que perder, el deber nos llama!.

-- Quisiera una tortilla de jamón y queso con patatas...

-- Lo siento, ya no servimos desayunos, ahora servimos el menú de almuerzo.

-- Yo quiero desayunar.

-- Hemos dejado de servir desayunos a las once y media.

-- Rick... ¿Te suena de algo la frase "el cliente siempre tiene razón"?

-- Si. Pero es nuestra norma, tiene que pedir algo del menú del almuerzo.

-- Mira Rick, soy el cliente, anoche estuve escribiendo sobre petanca hasta las 3 de la madrugada y no quiero almorzar, quiero desayunar... ¡Lo siento! ¡Lo siento! El gatillo es muy sensible... ¡el gatillo es muy sensible!

(DRAMATIZACIÓN: PUEDE QUE NO OCURRIERA)

Gracias a pronunciar muy fuerte y repetidas veces "Kia-a wahaka-whenua au i a-hau!" ("Déjame ser uno con la tierra"), una de las frases de la Haka (danza ritual maorí) que interpretan como signo de identidad y antes de los partidos los míticos All Blacks neozelandeses y al espíritu de su legendario jugador Jonah Lomu, un ciclón absoluto de dos metros de altura y más de 100 kilos de puro músculo, logramos alejarnos de la escena sigilosamente antes de desencadenar el modo 6 estrellas del GTA.

El sol ha desaparecido pero parece que no lloverá durante el partido. Al fin y al cabo esto no es Gales. Por fin llegamos al antiguo cauce del río Turia, ese trayecto que tantas veces recorrimos sin más intención que soltar las piernas, oxigenarnos, encontrar la inspiración y pensar, pero que hoy transitamos, cosas de la sobrecompensación, con el sabroso ritmo vengador de quien siente que está a punto de invadir Polonia.

En sus jardines me encuentro gente ociosa y despreocupada, personas sin hogar tristemente acampadas bajo el puente, inmigrantes ilegales que por desgracia no tienen un mejor lugar donde refugiarse... y lo verdaderamente escalofriante: runners domingueros. No importa que sea sábado, ser dominguero es un estado de ánimo, una vibración, una ac-ti-tud.

La visión de tales parajes y semejante panorama nos hace parafrasear de nuevo con fruición a William Foster, el protagonista de la mencionada y maldita película clásica de los 90 que, por lo que sea, hoy no nos podemos extirpar de la cabeza:

"Aquí debería haber niños jugando. Debería haber familias comiendo al aire libre. Y deberían montar un zoológico. Y en cambio tienen esos ridículos cochecitos eléctricos para los ancianos ricos que no tienen nada mejor que hacer. Creo que me he colado en vuestro territorio particular y estáis un poco molestos conmigo. Lo comprendo muy bien. A mi tampoco me gustaría que os metierais en mi jardín. Este es vuestro hogar y yo respeto el hogar de la gente. Así que, si me hacéis el favor de apartaros un paso o dos, llevaré mis problemas a otra parte", proclamamos fervorosamente.

No estamos seguros de si ha sido un monólogo interior o lo hemos dicho en voz alta, pero el que unos sudorosos señores de mediana edad con evidente sobrepeso y ataviados con mallas fosforescentes hayan detenido su carrera en seco para pasar a mirarnos ojipláticos nos hace inclinarnos más por pensar lo segundo.

(LICENCIA POÉTICA DE REALISMO MÁGICO Y NARRADOR NO FIABLE: PUEDE QUE TAMPOCO OCURRIERA)

En todo caso, por fin llegamos al Camp de Rugby del Jardí del Turia y sentimos por un instante la certeza de que encontrarnos ya más cerca de nuestra periodística y ovalada misión nos hará serenarnos. Craso error: hordas de aficionados, familiares y simpatizantes calientan motores antes del partido engullendo todo tipo de brebajes espirituosos mientras parlamentan jubilosamente, lo que confiere a las inmediaciones del terreno de juego un ambiente electrizante y animado bullicio imposible de resistir.

Pero nosotros no disponemos de tiempo para esas veleidades ni placeres culpables. Tenemos una misión y además estamos en nuestro particular y sui géneris "mes de Ramadán", ese periodo anual donde nos entregamos a la vida sana sin excepciones para regenerar cuerpo y mente: no bebemos, no fumamos, no entramos en Twitter y a ser posible no vemos partidos del Valencia. Hemos quedado con Kikón para la retransmisión, con Juanjo Romero de la Federación de Rugby y también compañero de esta casa, y además queremos saludar antes del partido a Javi Serrat del CAU, al que también entrevistamos hace poco en nuestro Podcast. So many things, so little time.

Mientras esperamos a encontrarnos con alguien conocido nos vamos a la barra y pedimos enérgicamente una botella de agua. Recibimos una nunca aviesa pero sí reprobatoria mirada, así que nos sentimos obligados a pedir aunque sea una cerveza sin alcohol. Pero lo abrumador del momento hace que nos olvidemos de especificar y antes de que nos demos cuenta medio tercio de birra a tope de power ya ha pasado por nuestro gaznate.

De pronto nos encontramos a nosotros mismos declamándole a la camarera otro célebre pasaje de "Un día de Furia", con una intensidad que estamos seguros el propio Michael Douglas hubiese encontrado arrebatadora: "¿Crees que soy un ladrón? No, escucha, yo no soy el ladrón. No soy el que cobra 85 centavos por un refresco. Tu eres el ladrón. Yo solo defiendo mis derechos como consumidor". Por suerte la camarera está curada de espanto y se limita a darnos sus dieses con un displicente gesto. Esto es Esparta.

Cuando queremos darnos cuenta, todo en nuestra visión parece haber pasado por un lisérgico filtro instagramero y contemplamos un campo de rugby donde los equipos calientan y tiernos infantes espontáneos corretean divertidos que, fruto del accidental trago de cerveza tras casi un mes de completa abstinencia y reiniciación de la tolerancia, a nosotros nos parece la versión 3D de "El Mago de Oz" (esto existe de verdad, palabra).

Cuando creemos que la jornada va a descarrilar definitivamente antes de empezar, las sabias palabras de nuestra fotógrafa y acompañante nos sacan del ensimismado sopor: "Ey, no hemos venido a emborracharnos aunque el resultado nos de igual". Y casi simultáneamente, una llamada en el móvil viene también a auxiliarnos: es Kikón, que nos dice que ya están en la mesa de retransmisiones y que crucemos el campo para unirnos a ellos. ¡It's showtime!

Por fin nos vemos con nuestros anfitriones, el equipo que hace posible las magníficas, documentadas y divertidas retransmisiones de los partidos del San Roque en Youtube: el propio Kikón como conductor, Adrián Conesa como comentarista y Andrea Ollero en las labores de cámara. Nos damos un abrazo y departimos amistosamente sobre algunos aspectos técnicos. La verdad es que para los modestos medios con los que cuentan, el resultado es excelente. Y es que cuando las cosas se hacen con pasión y a ello se une la dedicación y el trabajo bien hecho, al final siempre se hace notar.

Precisamente y en ese momento, nosotros en lo personal no queremos esto último, así que optamos por mantener un discreto y respetuoso perfil bajo. Al menos hasta que se encienda la luz roja del directo, donde, sabemos de sobra porque la cabra siempre tira el monte, eso ya será absolutamente imposible. Hemos venido a jugar.

Saludamos a Javi Serrat del CAU, que fija nuestra atención en que el campo no está absolutamente plano sino que posee una ligerísima pendiente hacia los lados para mejorar el drenaje: "Con como llueve a veces en Valencia, toda precaución es poca", nos dice.

Al poco aparece también Juanjo Romero, compañero de batallas en YoSoyNoticia y máximo responsable de comunicación de la Federación de Rugby de la Comunidad Valenciana. Se aproxima lentamente cual Sheriff del condado examinando que todo esté en orden en sus dominios, saluda con un gesto a todo el mundo, se quita los auriculares donde segundos antes escuchaba a Obús a volumen brutal, nos mira, asiente con la mirada y nos dice al oído: "Tiene suerte de pescarme hoy, es mi último día de servicio".

Le comunicamos que antes de la retransmisión vamos a hacer unas fotos y nos dice que adelante. Pero de pronto aparece por allí, ataviada con su peto de prensa, la que parece ser la fotógrafa oficial del encuentro y le dice a la nuestra: "No puedes hacer fotos sin tener la fotocopia compulsada THX-288 por triplicado. De hecho no deberías estar aquí en absoluto. Así que lo mejor será que guardes tu cámara y no te muevas de la silla, estaré observándote de cerca".

Nos giramos hacia Juanjo sorprendidos por este nuevo e inesperado giro de los acontecimientos y nos dice, emulando perfectamente a Martin Prendergast, el antagonista policial de William Foster encarnado por Robert Duvall en ya sabéis qué película:

"¿Entonces se trata de eso? ¿Está enfadado porque le mintieron? ¿Por eso se me esta quemando el pollo en el horno? Oiga, ellos mienten a todo el mundo. Mienten incluso a los peces", para a continuación agregar que luego nos pasaría fotos y nota de prensa oficial y regresar a su planeta desapareciendo entre la bruma que comienza a apoderarse del cauce del Turia.

Con nuestra fotógrafa en fuera de juego, la cámara precintada y escondida tras una papelera, nos damos cuenta de que este loco artículo sobre un loco día de rugby ha digievolucionado súbitamente a reportaje de investigación con cámara oculta. Mola. Así que sutilmente sacamos el móvil del bolsillo de la camisa y echamos unas fotiquis clandestinas como si estuviéramos evitando las intermitentes y vigilantes miradas de la muñeca de "El Juego del Calamar".

Entre ellas la que sigue a estas líneas y que de entrada, ya rendidos al surrealismo de todo y a causa de nuestra supina ignorancia, nos hizo preguntarnos si no nos habíamos teletransportado a Algemesí y estábamos contemplando una improvisada Muixeranga o a Valls (Tarragona) y lo que teníamos enfrente eran unos castellers. Pero resultó que se trataba de unos jugadores del San Roque entrenando una jugada táctica llamada "Touch".

Determinados a que no haya placaje posible del destino que pueda impedirnos completar nuestra épica misión de comentar el partido y escribir este imprescindible reportaje, decidimos que es el momento perfecto para emular al mítico jugador australiano David Campese y nos ponemos a hacer su patentado "paso del ganso", lo que sin duda nos hará ganar tiempo sembrando la estupefacción entre los presentes. Justo en ese momento nuestro anfitrión Kikón arranca el streaming, así que nos sentamos y nos sumamos al directo. ¡Con un micro delante no puede pasarnos nada malo!

Nos sentimos como en casa desde el primer instante, y tras las presentaciones de rigor, antes de que nos demos cuenta ya hemos homenajeado a José María García, imitado a Andrés Montes, hablado de mauls, rucks, melés y tackles, repasado el mundial de rugby y el 6 naciones, bromeado sobre la variabilidad, evolución y especialización en el aspecto físico de los jugadores, recomendado restaurantes nepalíes, argentinos y japoneses, intercambiado trucos del OBS o hablado sobre si los jugadores de rugby deberían llevar el nombre en la camiseta o no. Y todo eso antes del descanso.

En lo deportivo, el partido realmente no tiene mayor transcendencia más allá del pique consustancial a todos los derbys regionales. Los equipos de estos dos clubes históricos de nuestra ciudad que hoy se enfrentan militan en el Grupo B de la División de Honor B masculina nacional.

El San Roque es el equipo más modesto, tras muchos años de ausencia logró en 2021 el regreso a esta segunda división del rugby patrio, y hoy juega de local, lo que le permite lucir su clásica indumentaria azulgrana con rayas horizontales. El CAU es el equipo de mayor entidad y ha llegado incluso a militar en la División de Honor A, la máxima categoría del rugby nacional, en varias ocasiones. Hoy viste de blanco al actuar de visitante, aunque en realidad juegue también en casa ya que el campo es compartido como feudo por ambos clubs. Así que a grandes rasgos y para los profanos como nosotros esto es algo así como un Levante - Valencia.

El partido cierra la presente campaña en cuanto a la liga regular, donde han tenido una suerte muy desigual. El CAU ha quedado segundo de su grupo con 9 victorias en 12 partidos y 43 puntos, sólo cuatro por detrás del campeón VPC Andorra Rugby XV. A pesar de su muy meritoria temporada, no podrá luchar por el ascenso. El San Roque ha perdido todos los partidos que ha disputado y en circunstancias normales se vería abocado al descenso, pero muy posiblemente la reorganización de las competiciones pueda salvarle por vía administrativa.

Al descanso, el choque no ofrece sorpresas, el CAU ha hecho prevalecer su juego de ataque y se impone por un claro 0-19. Pero el San Roque no le pierde la cara al encuentro y seguirá intentándolo hasta un final que estará lleno de pundonor y dignidad. Nos llama la atención que nadie protesta ninguna decisión del árbitro. Nunca. Los bloques se mantienen rocosos, las individualidades no eclipsan al conjunto y la disciplina y el respeto son máximos. Esto no es fútbol.

Arranca la segunda parte y aunque en cuanto al marcador todo el pescado parece estar vendido, nadie afloja ni un milímetro y los choques y colisiones multitudinarias son constantes. De pronto descubrimos admirados a una aguerrida mujer de los servicios médicos que arriesga su propia integridad física saltando al campo para atender a los caídos spray milagroso en mano mientras el balón continúa en juego y los recios cuerpos de tíos como armarios siguen en movimiento. Nos impresiona tanto que olvidamos volver a sacar el móvil subrepticiamente para inmortalizar el mágico instante. Pero esto es 100 % real no fake. Honor.

En el fútbol americano se para el reloj con una frecuencia exasperante, en el fútbol a secas se detiene el juego y luego se alarga si es necesario. Aquí no se para nada y por momentos "Un día de Furia" desaloja nuestra consciencia pues nos parece estar contemplando una escena digna de "Salvar al Soldado Ryan". A propósito, en una próxima entrega del Podcast hablaremos con un especialista sobre lesiones y conmociones cerebrales causadas por el deporte y sobre si el casco que portan los jugadores al otro lado del charco protege tanto como cabría pensar (Spoiler: No, no tanto como parece).

También descubrimos el significado de la mítica frase del narrador Edu Téllez "dar de comer a los gordos", que hace referencia a cuando se producen muchos pases cortos en zona de ataque hacia los habitualmente corpulentos arietes ofensivos. De pronto alguien falla al transformar el pateo que sigue a todo ensayo para conseguir dos puntos adicionales. "Un día de Furia" vuelve a ocupar la pantalla de proyección de nuestra mente y musitamos: "Toma prácticas de tiro, mam**"

Aprendemos sobre el curioso origen del rugby, que supuestamente nació cuando el británico William Webb Ellis, un alumno de la Rugby School que con el tiempo llegaría a ser clérigo anglicano, hizo trampa en un partido de fútbol primitivo y atravesó el campo con el balón en las manos en 1823. No hay certeza histórica de que esto fuese exactamente así pero funciona a nivel de folklore y queremos creer. Al fin y al cabo todos nos hemos enfadado de pequeños en algún partido con los amigos, nos hemos llevado el balón enfurruñados y no hemos pasado a la historia por ello.

El partido está a punto de terminar pero el San Roque aún tiene tiempo de vivir sus particulares minutos de gloria. Por un lado, se retira entre aplausos a pocos minutos del final el salvadoreño José Coronado, una leyenda del club que lo ha dado todo durante los últimos seis años y también entrena a las categorías inferiores. Hoy es su último partido sobre el césped, y cuelga las botas en un club que tiene en su escudo el lema romano "Cave Canem".

El jugador se abraza en la banda con sus allegados y cuando logra dominar la emoción pasa por la cabina de comentaristas y dedica a su gente unas sentidas palabras: "El San Roque se ha convertido en mi propia casa, me creo un perro más y así lo he sentido. Me llevo conmigo a la buena gente y a la gran experiencia. Sólo puedo dar las gracias, ojalá muchos jugadores puedan sentir como yo lo he hecho el sentirse querido en un club", declara sudoroso y satisfecho.

Por otro, los locales se resisten a dar el encuentro por finiquitado y maquillan corajudamente el marcador final llevándolo a un 12-26 gracias a un ensayo en la última jugada lleno de constancia, entrega e innegable ajuste de cuentas pendientes. Un caramelo final para amortiguar el sabor de una temporada amarga. Nobleza obliga. Ese es el espíritu.

Ahora sí, el choque y la temporada tocan a su fin, despedimos la transmisión también (podéis disfrutarla completa bajo estas líneas), recogemos la paraeta, desprecintamos la cámara y con tanto ajetreo y mezcla de emociones... casi olvidamos rescatar a nuestra fotógrafa que seguía escondida tras las papelera. Le prometemos que algún día le compensaremos lo ocurrido llevándola a cubrir el Festival del Queso Rodante en Gloucester, Inglaterra. Respecto a lo de hoy nos sentimos satisfechos, hemos disfrutado y aprendido. Si son tan necios de volvernos a invitar, repetiremos.

Todos los presentes nos dirigimos hacia el local cercano que ha sido elegido para celebrar ese gran fin de fiesta y confraternización que es el "tercer tiempo". Alguno camina cojeando un poco renqueante pero que sepamos esta vez nadie se lo perderá por haber salido en camilla. Así que hoy todos sin excepción disfrutarán de la excelente camaradería que aflora en la gran familia de este deporte una vez el colegiado sopla su silbato para pitar el final, poner fin a todas las hostilidades y señalar con la mano el camino del vestuario y de lo que venga después. Y en este deporte se obedece al árbitro. Siempre.

Llegamos al punto de encuentro para el tercer tiempo y somos testigos de la calidez en los saludos y la sinceridad de los abrazos. Hay cosas cuya autenticidad y esencia no pueden falsearse ni esconderse. Alguien nos acerca unas fatatas y un botellín de cerveza pero tras el episodio previo al partido decidimos que es mejor no romper nuestro periodo de ascetismo, ya que además recordamos que aún tenemos que dedicar el sábado noche a escribir sobre el campeonato del mundo de lanzamiento de huesos de aceitunas. Con lo que hemos sido.

Como tampoco queremos dar muchas explicaciones ni hacer un feo a tan amistosa hospitalidad, nuestra peli de cabecera en el día de hoy vuelve a mostrarnos el camino y simplemente exclamamos: "Sólo quiero ir a casa para el cumpleaños de mi hija... Y si me dejan en paz, nadie resultará herido" . A todo el mundo le parece razonable, así que nos despedimos calurosamente y emprendemos el camino de regreso a casa, esta vez sin contratiempos.

Aunque este artículo tenga mucho de divertimento, nos ha quedado absolutamente claro en nuestro preciado tiempo con ellos que la gente que tan amablemente nos ha invitado por un día a su mundo tiene un gran sentido de la vida y del humor, pero se toma este deporte sumamente en serio. Y como suele suceder, ahora que lo hemos conocido de cerca, entendemos por qué.

El gran Winston Churchill dijo una vez que "el rugby es un deporte de bárbaros practicado por caballeros". Y aunque ya llegue el momento de dejar de vivir en un thriller noventero, mientras alejamos nuestros pasos nos viene a la mente sin remedio el final de "Seven" y no podemos evitar afirmar respecto al aforismo del histórico mandatario inglés: "Estoy de acuerdo con la segunda parte".

Carlos de Narea

Carlos de Narea

Redactor YSN.

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