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Kike Alhambra, el nadador que aprendió a nadar antes que a caminar:: “Quiero revalidar en el Mundial de Singapur y mejorar las dos medallas en Los Ángeles 2028”

Publicado el 26/04/2025 a las 13:06

El joven valenciano, que conquistó dos bronces en sus primeros Juegos Paralímpicos en París, se consolida como una de las grandes promesas de la natación adaptada y ya piensa en su próxima gran cita: Los Ángeles 2028

Kike Alhambra ha vivido en 2024 el año de su consagración. Con apenas 20 años y en sus primeros Juegos Paralímpicos, el nadador valenciano se colgó dos medallas de bronce en París: una en los 100 metros mariposa S13 y otra en el relevo 4x100 libres. Natural de Paterna e integrante del Proyecto FER, Alhambra se ha ganado un sitio entre los grandes nombres de la natación paralímpica española, tomando el relevo de referentes como José Antonio Marí, David Levecq o Ricardo Ten.

Alhambra compite en la categoría S13, destinada a nadadores con discapacidad visual. Una circunstancia que, como él mismo explica, lleva conviviendo con ella desde su nacimiento: "Es una mutación genética entre mi padre y mi madre al activarse el gen. Lo tengo desde siempre. Tengo la suerte de que es visual leve y no me afecta mucho a los entrenamientos si conozco el entorno y voy todos los días y sé manejarme".

Su historia con la natación empezó antes incluso de caminar. "Antes de saber caminar me tiraron a una piscina. Primero aprendí a flotar y después a caminar", recuerda. Rodeado de una familia muy ligada al deporte, y con una hermana mayor que también hacía natación, pronto encontró su sitio en el agua. "Mis padres piensan que cualquier persona debe saber nadar al nacer. Al principio empecé en cursillos y vieron que tenía cierta facilidad hasta que me metí en mi equipo. Vino un entrenador que me enseñó que había natación adaptada. Ahí vi que podía rendir y vivir del deporte", explica.



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El Europeo de Dublín en 2018 marcó un antes y un después en su carrera. Hasta entonces, solo había participado en campeonatos nacionales. "Ese fue mi primer campeonato internacional y vi que podía competir y tenía posibilidades reales", asegura. Desde entonces, su progresión ha sido imparable, cimentada en su gran capacidad de resistencia en los tramos finales de las carreras: "Suele ser donde meto el hachazo e intento ganar a mis compañeros". Aunque, como reconoce, todavía tiene margen de mejora: "Creo que debería pulir la capacidad de agotarme porque hay veces que, por el miedo a pinchar demasiado, no llego a dar lo máximo posible y tardo en gastar toda mi energía".

El sueño de estar en unos Juegos Paralímpicos ya sobrevoló su mente en Tokyo 2020, aunque finalmente no pudo ser. "Me quedé a unas décimas. Era muy joven, tenía 16 años y sabía que era muy pronto para mí. Sí hubiera ido solo sería para vivir la experiencia e iba a ser prácticamente imposible conseguir nada. Además coincidió con la pandemia del covid y no iba a ser lo mismo. Creo que es lo mejor que me ha pasado no ir a Tokyo y debutar en París", afirma, con la madurez de quien ha sabido encontrar en cada tropiezo una oportunidad de crecimiento.

De cara a París 2024, Alhambra se preparó a conciencia. "Iba muy preparado y mentalizado para hacer las mínimas para poder ir a París. Cuando se publicaron las mínimas internacionales, en la primera oportunidad lo conseguí. El resto del año ya lo fui preparando para llegar en las mejores condiciones", recuerda.



Su debut paralímpico no defraudó. Alhambra guarda un recuerdo especial de su primera experiencia en la villa olímpica: "Es muy diferente a un Mundial. Al ser una villa cerrada se tiene mucha facilidad para poder ir a entrenar y volver al hotel. La piscina es muy emocionante pero desgasta mucho por la gran cantidad de gente que hay". Una experiencia que describe como "indescriptible" y que culminó con la conquista de su primer metal paralímpico.

El bronce en los 100 mariposa llegó tras una actuación memorable. Después de clasificarse para la final en el Paris La Défense Arena, Kike afrontó la prueba con máxima concentración: "Nada más tirarme al agua es pura concentración. Es lo que llevas preparando toda la vida, sabiendo en cada momento lo que hay que hacer". En el tramo final, con los metros contados, lo dio todo: "Cuando llegué a los primeros metros, sabiendo que no quedaba nada por acabar, fui a tope e intenté dar el máximo. Llegué y descubrí que era medallista de bronce. No me lo creía".

La noticia de la medalla le llegó de boca de un compañero. "Primero abracé a Juan Ferrón que estaba compitiendo conmigo. Él me avisó que había conseguido la medalla. Se acercó a mí y me lo dijo. Es la primera persona que me dijo que había conseguido la medalla", rememora. Después, la emoción se desbordó: "Fui a agradecer a todos mis compañeros y no me dio tiempo a llamar a nadie porque tuve test de antidopaje. Después recogí la medalla y entonces llamé a mis padres. Me llamó todo el mundo. Fue increíble, al día siguiente seguían llegando mensajes y no había acabado de leerlos todos".

Su segundo bronce llegó en la prueba de relevos 4x100 libres, donde firmó un último relevo espectacular. "Yo prefiero tener que ir a cazar a alguien que va por delante mía. Esa sensación de tener a alguien delante te hace ir más rápido. Me sentí a gusto", explica. Kike saltó al agua con una gran desventaja, pero logró recortar de forma impresionante y rozar la plata. "Una medalla en los Juegos fácil perdería todo el sentido", subraya, valorando el esfuerzo colectivo que tuvo el logro.

El futuro de Kike Alhambra apunta muy alto. Aunque mantiene los pies en el suelo, ya piensa en consolidarse entre los mejores del mundo: "Habrá que ir viendo cómo se va ajustando el ránking internacional en los próximos años. Es muy difícil planteárselo y como mínimo quiero quedar mejor en los próximos juegos". Su próximo objetivo inmediato está en el Mundial de Singapur en 2025: "Quiero revalidar mi posición. A medio plazo quiero seguir mejorando los plazos e ir puliendo las deficiencias". Y, a largo plazo, ya tiene entre ceja y ceja los Juegos de Los Ángeles 2028: "Quiero llegar de la mejor forma posible".



A lo largo del camino, Kike no olvida a quienes le han acompañado. "Mis padres me han acompañado siempre. Mi seleccionador de Madrid, José Luis Vaquero, que es el que me ha llevado a todas las concentraciones, además de todos los compañeros del club de Valencia. Los compañeros han sido casi siempre los mismos y eso lo agradezco a todos".

Además de su brillante carrera deportiva, Kike también pone el foco en su formación académica. Compagina los duros entrenamientos de alto nivel con sus estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. "Todas las mañanas voy a clase. Si me toca doblar, suelo entrenar a las 6 de la mañana y voy a clase. Todas las tardes también entreno y ya me voy a descansar para el siguiente día", explica. Para él, formarse es imprescindible: "Un deportista de alto nivel no se puede centrar solo en el deporte porque después no tiene otro objetivo en su vida adulta, aunque sea medallista olímpico. Hay que estudiar o trabajar, y yo lo tengo bastante complicado para trabajar. Estudio deporte porque es lo que más me gusta en la vida. Quiero estudiar hasta que termine mi carrera deportiva y hacer la máxima cantidad de grados posibles. Espero haber acabado varias carreras para trabajar en cualquier cosa que me interese".

En París, Kike Alhambra se hizo mayor. Y lo hizo demostrando que tiene todo para liderar la natación paralímpica española en los próximos años.



Álex  Alfaro García

Álex Alfaro García

Redactor YSN.

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