Uno de los momentos que todo espectador español recordará de los Juegos de París 2024 fue el de la selección femenina de baloncesto 3x3, un conjunto que llegó de tapado, clasificado a última hora con una canasta inolvidable de espaldas de Gracia Alonso, y que terminó festejando a lo grande la medalla de plata olímpica, que estuvo a centímetros de ser de oro.
No contentas con eso, apenas dos semanas después se proclamaron campeonas de Europa. Como si nada, como si no costase; dos éxitos en apenas un mes “inolvidable” en el que se han recogido todos los frutos de varios años de duro y exigente trabajo.
“Ha sido un verano que nos llevamos para toda la vida. Ha sido sorprendente por muchas cosas”, va contando a Yo Soy Noticia la jugadora valenciana quien, a sus 39 años, ha tocado la gloria olímpica, un sueño por el que hace apenas nada ni siquiera era capaz de imaginar.
“Nunca hubiéramos imaginado todo lo que ha pasado y todo lo que hemos vivido este verano. Todavía se me ponen los pelos de punta”
Una repercusión inimaginable
Habla de dos sentimientos que muestran a la perfección todo esto: alegría y felicidad. “Creo que todavía no somos conscientes de lo que supone una medalla en unos Juegos. Supone muchísimo para nosotras, para el baloncesto español y para el 3x3. Es algo increíble a nivel deportivo y a nivel de la repercusión que ha tenido”.
Al recordar todo lo que se vivió en esa cita olímpica de París se le ilumina la sonrisa. “Es que la gente, yo creo que ya se estaba empezando a enganchar al 3x3 un poco antes, pero es que la explosión en París ha sido algo brutal”, dice todavía emocionada. “Ha crecido todo muchísimo, este último mes especialmente”, continúa contando.
“Nosotras fuimos con la idea de competir lo mejor posible, de pelear y de dar un buen nivel, pero sobre todo queríamos que la gente conociese este deporte. Todo lo que ha pasado después ha superado cualquier expectativa imaginable”, dice incidiendo en un aspecto que es clave para el desarrollo y el crecimiento de esta especialidad de cara al futuro.
Y es que ha sido como un sueño todo lo que ha acontecido, desde la mencionada canasta de espaldas que dio el billete a París, hasta todo lo que pasó en la propia competición olímpica, donde un cuádruple empate dio el pase directo a semifinales y una prórroga tensísima el billete a la final y a asegurar esa medalla. Nadie quería despertar de eso.
“El 3x3 nos debía un poco de suerte en algún momento, que nos saliera cara alguna vez, pero es verdad que este verano igual ha caído cara demasiadas veces. Bienvenido sea”
Una medalla de plata que pudo ser oro
Más allá de la hazaña lograda y de dar esa presea a España que sumar al medallero, Ygueravide ha podido disfrutar del “sueño olímpico”, algo que también tendrá siempre en su memoria. “Creo que los Juegos es una competición con la sueña todo deportista, pero solo unos pocos tienen el privilegio de vivirlos”.
Reconoce que, mientras fue jugadora de 5x5, “era algo muy lejano” porque “no había opciones”. Sin embargo, en su etapa final como jugadora fue alimentándose esta opción que ha terminado con el final más feliz posible. “Hemos trabajado muy duro para conseguirlo y ahora solamente puedo estar muy agradecida por haber podido vivir esta experiencia”
Cuenta y recuerda que, antes de empezar a competir ya había mucha gente que les mencionaba la palabra “medalla”, esa que tanto dijimos durante 16 días. “Nosotras siempre poníamos los pies en el suelo porque si algo tiene el 3x3 es que es un deporte en el que puedes ganar o perder con cualquier rival”, va diciendo.
Por eso explica que, para ellas, era muy importante ganar el primer partido. “Era contra Azerbaiján, que en teoría era el equipo más asequible. Queríamos asegurar esa victoria y, a partir de ahí jugar sin presión, a competir cada partido y si íbamos ganando partidos pues mucho mejor. Así que fuimos con la idea de no volvernos con cero triunfos y acabamos regresando con una medalla de plata”, cuenta con una divertida sonrisa.
Aunque, eso sí, ahora que lo mira con cierta perspectiva, sí es consciente de la gran oportunidad que tuvieron de convertirse en campeonas olímpicas. “Es verdad que después de perder la final estábamos como si hubiéramos ganado el oro, pero ahora lo piensas y lo cierto es que estuvimos a nada del oro”.
Pero es tal el cúmulo de emociones y la tensión del partido que Ygueravide no es capaz de recordar mucho de la final. “No la tengo en la cabeza ahora mismo, pero lo que sí tengo claro es que eso no puede empañar lo que conseguimos, que fue una medalla de plata olímpica”. Ahí es nada.
“Creo que el espectador acumula más tensión que nosotras mismas. Nos lo ha dicho mucha gente. Creo que eso es una de las cosas que más engancha de este deporte”
El 3x3 y el 5x5, distintos pero complementarios
Explica que, después de tantos años jugando en esta especialidad, “ya están acostumbradas a eso. Se nos hace menos raro, pero sí es verdad que es un deporte muy rápido y muy intenso. Eso gusta. Son diez minutos en los que se transmite mucho y en los que pasan muchas cosas. Es bastante diferente a lo que pasa en el 5x5”.
Además, también incide en uno de los aspectos que hacen más atractiva la especialidad. “Es que nunca puedes dar por sentado un resultado, porque en un instante puede cambiar todo”.
De la cantera del Ros Casares, Sandra Ygueravide lleva toda la vida en el baloncesto y no fue hasta el 2016 cuando el 3x3 se cruzó en su vida, puesto que el deporte iba a estrenarse en el calendario olímpico en los Juegos de Tokio, una cita para la que no logró la clasificación España, ni en la categoría masculina ni en la femenina.
Para mí, en principio, fue un poco como “una prueba, un a ver si me gusta, si me engancha y si nos entendíamos”, va diciendo. “Al final era un poco por ver qué pasaba. Y poco a poco, año tras año, fui compaginándolo con el 5x5 y me terminó por engancharme mucho. Y llegó un punto en el cual si hubiese tenido que elegir entre uno y otro me hubiera quedado con el 3x3 sin ninguna duda”.
Ir “año a año”
Reconoce que el hecho de que se abriera la oportunidad de estar en unos Juegos lo cambió un poco todo. “Ya llevábamos un tiempo metidas, pero esto nos hizo implicarnos mucho y cambió la idea de futuro porque sabíamos que teníamos una posibilidad real”.
También explica que ambas modalidades son totalmente complementarias y se pueden llevar a la vez, incluso es algo positivo. “Hay muchas cosas que puedes trasladar desde el 3x3 al 5x5. No deja de ser un juego reducido de baloncesto”.
“Desde que juego al 3x3 también soy mejor jugadora de 5x5”
Es verdad que, a sus 39 años, a principio de verano reconoce que había pensado en dar un paso al lado tras acabar estos eventos, pero acaba de suministrar gasolina extra gracias a esa medalla de plata. “Esto lo ha cambiado un poco todo. Esto me ha servido para darme cuenta de que puedo dar algo más”
Tampoco quiere mirar ni pensar en Los Ángeles 2028, que es una cita que “se ve muy lejos en el calendario”, así que es momento para ir “año a año” y “paso a paso”, como ella dice. “Yo ya veía lejos París cuando nos quedamos fuera de Tokio, pero lo cierto es que con el 3x3 siempre tenemos retos bonitos por delante, como es el Mundial del próximo verano”, apunta. “Iremos viendo cómo van las cosas, pero soy consciente de que esto en algún momento tiene que acabar y hay que dejar paso a las jugadoras que vienen por debajo”
“Creo que tanto Vega como yo todavía podemos aportar muchas cosas a las que jugadoras que llegan por detrás”