1) La leyenda de la montaña
El Puig Campana, montaña de leyenda, es, con sus 1410 metros de altura, su cercanía a la costa y sus peculiares formas, uno de los puntos más emblemáticos de la Costa Blanca. Sin esta montaña no se entendería la historia de Finestrat, pues a sus faldas la ha guardado y mimado como su más preciado tesoro.
Lo característico de la montaña es su cima «incompleta». El Puig Campana presenta un corte perfecto en lo alto, como si le faltara un trozo en la punta, muy similar al islote ubicado a pocos metros de la playa de Benidorm. ¿Casualidad? La leyenda cuenta que fue Roldán quien luchando contra un capitán moro golpeó su espada contra el suelo e hizo saltar el trozo de montaña que acabó cayendo al mar.
Una de las variantes de esta historia afirma que lo que intentó el héroe francés fue alargar el día porque estaba enamorado de una joven bella sobre la que caía una maldición. Con el último rayo de sol moriría así que Roldán habría realizado ese corte para evitar su muerte.
2) El pequeño paraíso marítimo
La Cala de Finestrat, formada por una encantadora bahía, está protegida de modo natural del estrépito de las ciudades colindantes.
El municipio, consciente del tesoro natural que posee, no ha escatimado en su cuidado. Estos esfuerzos le han llevado a conseguir de manera continuada desde 1988 la distinción de Bandera Azul.
La iniciativa privada ha dado forma a una oferta hotelera, de restauración y ocio, en absoluta armonía con la bahía.
Encantadores restaurantes rodean la playa, permitiendo al visitante degustar su suculenta gastronomía a orillas del mar.
3) Una mirada al pasado
Finestrat, por su situación geográfica, ha acogido numerosas civilizaciones a lo largo de su historia. Con restos del Paleolítico Superior y de las culturas ibérica y romana, el origen de Finestrat se remonta a 1.280, cuando Pedro III, hijo de Jaume I ‘el conqueridor’, otorgó la Carta Puebla a los lugareños.
Finestrat, pueblo con marcado acento morisco, refleja en la peculiar estructura de sus calles y sus restos arqueológicos, el encanto de los pueblos mediterráneos.
Son dignos de visitar, por su historia o el entorno natural que los rodea ‘El Castell’, la Torre, la ermita del ‘Santíssim Crist del Remei’, la Iglesia de ‘Sant Bertomeu’ y ‘La Font del Molí’.
4) Entre el mar y la montaña
Finestrat es un precioso municipio costero y al mismo tiempo montañoso. La villa, situada a sólo 5 kilómetros de su playa, se eleva sobre un cerro caracterizado por sus casas colgantes y las peculiares calles angostadas de origen morisco.
Un paseo por el pueblo nos invita a visitar la iglesia de Sant Bertomeu y otros símbolos religiosos como los ‘taulells’, la Ermita o pintorescos rincones y jardines distribuidos a lo largo del municipio.
El casco histórico se levanta sobre los cimientos de un antiguo castillo árabe donde el mirador ‘El Castell’ nos ofrece unas magníficas vistas.
5) El placer en tu paladar
La población de Finestrat ha adaptado a la perfección su gastronomía con lo que ofrece su privilegiado entorno.
Comidas típicas como ‘arròs amb fessols i naps’, ‘pebrera tallada’, ‘coca girada’ o el ‘arròs a banda’ son algunos de los platos que el visitante no puede dejar de degustar.
La afamada huerta mediterránea y la materia prima de nuestras montañas, junto con la proximidad de los puertos pesqueros y la pericia de nuestros chefs, garantiza la satisfacción gastronómica de los que nos visitan.
En Finestrat, podrá degustar desde la cocina internacional hasta la mediterránea y los platos más típicos de la comarca como “l’arrós amb fesols”, “les tarongetes”, “la coca”, y una gran variedad de dulces entre los cuales se puede destacar “l’arrop i talladetes”.