El mundo de la salud es muy curioso y, sobre todo, diverso. Cada persona responde de una manera a diferentes estímulos y si hablamos de peso, más todavía. Personas que llevan una dieta horrible pero no engordan, cosa que suele dar bastante rabia a las que sí llevan una dieta correcta. Sobre todo cuando esas personas que sí comen sano no son capaces de adelgazar.

Es complicado saber qué da más rabia, si comer bien y no adelgazar o ver cómo tus más allegados combinan los alimentos como les viene en gana y se mantienen en el peso. La medicina no es una ciencia exacta y no podemos llegar a controlar exactamente lo que comemos. O, sobre todo, lo que creemos comer. Por eso vamos a intentar encaminar la dieta ofreciendo varios consejos.

¿Por qué como sano y no adelgazo?

El principal error es, como en todo, obsesionarse. Si estás comiendo sano y no consigues que la báscula empiece a contar hacia bajo se está cometiendo un error y lo principal es descubrir los motivos. Lo que debemos tener en cuenta es que todo alimento suma calorías pese a ser el más sano del mundo. Evidentemente, las cantidades entran en juego.

Cambiar la dieta es el primer paso. Saber qué comer y cuándo comer son dos preguntas que deben encontrar la mejor respuesta posible. Se deben modificar los alimentos que comemos para darle cabida a los más sanos. Dejar atrás el abuso de la pasta, del pan, de las bebidas energéticas y calóricas… para empezar a dar espacio a las frutas, las cremas, las verduras, los frutos secos… Pero en su justa medida.

Por mucho que los alimentos puedan cambiar, las cantidades se deben controlar. Todo alimento tiene unas calorías que van hacia tu cuerpo sean sanos o no lo sean, por lo que saber exactamente la cantidad que se debe comer es vital para que la dieta empiece a funcionar.

Las 1800 kilocalorías al día son las cifras ideales para toda persona que quiere controlarse la dieta. Así, además de unos alimentos idóneos, la cantidad sera la perfecta. Pero, para poder conseguir el objetivo se debe controlar la dieta. Hacer dieta sin control, como la potencia, no tiene sentido alguno. Las porciones de los alimentos que comemos deben ser pequeñas o medianas para que sean las correctas.

No usar aceite o simplemente una gota pequeña es otro de los requisitos para poder alcanzar y no superar nunca esa cifra de las 1800 kilocalorías diarias. Y, sobre todo, evitar las calorías que llegan a través de ingerir todo tipo de líquidos ‘prohibidos’: refrescos azucarados, bebidas alcohólicas o zumos que no sean naturales y que estén llenos de azúcar.

Los errores de una dieta: ser humanos

Dichos los requisitos, ahora queda cumplirlos. Si se sigue una dieta con una persona cualificada para ello suele ser más sencillo que las personas que se lanzan sin ningún tipo de previsión a una dieta. Pero, en las dos ramas de la comida saludable, se da el mismo error: somos personas.

Controlar la cantidad de 1800 kilocalorías al día es prácticamente un espejismo si la comida no se pesa. Esos alimentos saludables son convertidos en porciones grandes solo por el hecho de pensar que, como es sano, no pasará absolutamente nada. Error de ser humano. ¿Quién no ha comido algún trozo de más solo por tenerlo encima de la mesa y no poder dejar de mirarlo?

Si queremos acompañar el desayuno, por ejemplo, con un poco de crema de cacahuete también debemos tener en cuenta las cantidades. Solo una cucharada de más puede añadir de repente más de 100 kilocalorías tirando así por tierra el control anterior. O, por ejemplo, también se debe tener en cuenta que entre comer medio aguacate o uno entero ya vemos una diferencia de 150 calorías.

El tema del aceite también es algo relativo. Aquello de «hay que echarle una gota aunque se haga a la plancha para que no se pegue» es uno de los errores más comunes en la realización de una dieta. La gota siempre acaba siendo mayor de lo que realmente necesitamos para los productos que vayamos a comer. Se pasa, haciendo uso del subconsciente, de no utilizar aceite a poner unas gotas todos los días.

Y, por supuesto, la mayor mentira en relación a las dietas tiene que ver con las calorías líquidas. La cerveza con los amigos y las amigas, alguna copa un viernes noche o el refresco de turno por querer activar el cuerpo hacen que todo el trabajo realizado anteriormente se caiga, se venga abajo como un castillo de naipes. Y así, solo por el hecho de ser humanos, encontramos la respuesta a la pregunta de por qué no se adelgaza pese a comer bien.

Comer sano y adelgazar es un proceso complicado aunque algunos y algunas crean que solo por cambiar la dieta se consigue bajar de peso. Para ello se deben llegar a esas 1800 kilocalorías diarias y evitar los errores que tiene todo ser humano encima de una mesa. El ingrediente secreto para lograr bajar de peso a través de una dieta perfecta no es otro que la constancia.