Wroclaw (Polonia) no es solo la ciudad con el club de squash más grande del mundo, Hasta la Vista —un templo con más de 30 pistas y un nombre que evoca promesas de regreso—. Desde esta semana, también es el lugar donde España volvió a demostrar que tiene voz propia en la élite continental del squash.

Del 30 de abril al 3 de mayo, 26 países disputaron el Campeonato de Europa por equipos. En medio de ese exigente pulso, el combinado femenino español igualó su mejor resultado histórico con un meritorio quinto puesto, mientras que el equipo masculino finalizó séptimo, afianzando su lugar en la Primera División europea pese a las ausencias.

Las chicas, con alma de gigante

Desde el primer día, el equipo dirigido por Margaux Pitarch dejó claro que había viajado a Polonia para algo más que competir. Con una victoria contundente ante Finlandia (3-0), España selló el pase a los cuartos de final y aseguró su presencia entre las mejores.

El sorteo fue cruel. Inglaterra en fase de grupos y Bélgica en cuartos: las dos selecciones que acabarían disputando la final. Pero ni eso restó mérito a un equipo que supo levantarse tras cada revés. Ante Bélgica, las españolas empezaron ganando, pero las hermanas Gilis, con plaza fija entre las mejores del mundo, frenaron el sueño de semifinales.

No obstante, el carácter de este grupo se mide más por cómo se rehace que por lo que sufre. En los play-offs por el quinto puesto, España se impuso a Suiza (2-0) con sendas victorias de Cristina Gómez y Marta Domínguez, y remató su camino ante Alemania con dos puntos vitales de Domínguez y la joven Ona Blasco.

“Este quinto puesto sabe casi a podio”, valoró con justicia la seleccionadora Margaux Pitarch. "Nos cruzamos con las dos finalistas, pero hemos conseguido el mejor resultado al que podíamos aspirar. Es para estar muy orgullosas”.

Los chicos luchan sin su gran líder

Más difícil lo tuvieron los hombres. España llegaba a Wroclaw sin Iker Pajares, campeón de España y top 30 mundial, ausente por lesión. Una baja que se notó, aunque no impidió que el equipo dirigido por Borja Golán —leyenda viva del squash nacional— plantara cara en cada ronda.

El combinado, que partía como cabeza de serie número seis, comenzó su andadura en el grupo C con una victoria solvente frente a Israel (3-1) y una derrota ante Suiza (1-3) que aún les permitió avanzar a los cuartos de final. Allí esperaba Alemania, donde solo el canario Iván Pérez fue capaz de sumar un punto de prestigio ante Simon Rösner, excampeón europeo y ex número cuatro del mundo.

El cruce ante la República Checa fue cruel: empate a 2, pero los checos se llevaron el pase por diferencia de juegos (9-6). En la última jornada, los españoles se impusieron a Gales por idéntico resultado en el cómputo de juegos (9-5) y aseguraron el séptimo puesto.

“Hemos notado la baja de Iker y no hemos logrado el resultado que esperábamos, pero hoy hemos podido acabar con buen sabor de boca el torneo, superando a Gales y manteniéndonos en la primera división”, resumió Golán con realismo y orgullo.

Rumbo a Los Ángeles 2028

El telón se baja en Polonia, pero el horizonte es más largo que nunca. Con el squash ya confirmado como deporte olímpico en Los Ángeles 2028, cada paso en torneos como este cuenta. España ha demostrado que su base es sólida y que tanto el presente como el futuro tienen nombres que prometen seguir luchando por algo más que el honor.

Y mientras las luces se apagan en Wroclaw, el eco de cada golpe en la pared sigue resonando: el squash español no ha dicho su última palabra.